FOTOS: Daniel Hermosilla.
Las experiencias cercanas nos mostraban que es difícil montar una pasarela contundente cuando se trata de incluir estilos y nombres variados; solo basta con recordar la última versión de Santiago Fashion Week, la cual no cumplió con las expectativas y mantuvo un nivel dispar en todos los aspectos. Pero precisamente por eso, necesitamos más instancias donde el deseo de mostrar calidad, propuestas que realmente entretengan y además tengan el sello de cada diseñador esté por sobre cualquier otro factor y el debut de Pasarela ModaCL así se vio; muchos nombres nuevos, otros consolidados y una intención de dejar una huella que cumplió con su objetivo, todo con el apoyo de Epson y una inclusión de estampados originales.
ModaCL ha mantenido sus intenciones de destacar moda nacional y propuestas nuevas locales a través de su sitio web pero el jueves 26 de abril, también manifestó su deseo de extender esa práctica a una pasarela. En el Museo Violeta Parra, los convocados pudieron disfrutar de una organizada velada con cuidados detalles donde se apreció la invitación a Editores de medios, diseñadores, estilistas y personas que sí tienen directa relación con la moda y pueden difundir de distintas maneras lo visto en el show. Luego de un mensaje en pantalla a cargo de los organizadores y especialmente del Director de ModaCL, Luis Andrés Miranda, las luces se encendieron y antes de cada colección propuesta, un video de presentación con cada diseñador relatando el concepto de su trabajo, aparecía en pantalla. En esta ocasión, Violeta Parra fue la inspiración, que llegó de manera más literal o menos obvia en todos los casos.
YANG fue el factor de upcycling tan necesario hoy en día; una colección llena de retazos con sentido que unió chinoiserie, pieles falsas y estampados sportswear en una misma propuesta con estilismo interesante y atrevido. Singolare representó la simpleza elegante para el día a día, en algo mucho más cercano a las tendencias que a la frescura. Roberta combinó colores en estampados nuevos con siluetas sencillas y tejidos, una sello que reconocemos desde sus inicios. Para muchos, Neutro fue el golpe de gracia de la noche: en rojo, negro y dorado, propuso fuerza, atrevimiento y un look clamoroso que mezcló a la perfección el legado Balmain de Oliver Rousteing y hasta toques de Versace, pero con un dialogo propio. Y Sebastián del Real Ossa, quien se encargó de cerrar la pasarela, lo hizo como el broche de oro que merecía la noche; su colección inspirada en Violeta y sus arpilleras fue romanticismo puro, artesanía, una poesía en vestidos editoriales y bordados trabajados con manos locales y una pasión que pocos demuestran. Así, dejamos con una buena sensación este debut y con ganas de ver más interpretaciones de medios o plataformas locales en shows, porque finalmente,allí está la buena curadora en todo sentido.
