@guidocappucci – Estilista El trench y la camiseta son Zara, el jeans es Americanino, los zapatos Bershka, el bolso Dior y los anteojos Jebi. Estoy leyendo el libro “El poder del ahora” de Eckhart Tolle y mi artista favorito actual es Pol Granch. Uso el perfume “Nouveau Monde” de Louis Vuitton.
Fotografía: Mario Salazar @mariosalazarstudio Modelos: Edgardo Oliva @chinooliva | Carline hamerski @carlinehamerski Styling: Benjamin Valdés @benjaminvaldes_ Hair: Ignacio Valle @ignaciovallerubio Hair asist: Leslie Leiva @Lales.537 Makeup: Alex Inostroza @makealexander Makeup asist: Domenica Bernetti @domesays Locación: @clinicaorregoluco
Fotógrafa: Pamela González Peña Producción: Carolina Llanos Soto Styling/ Productor de moda: Diego Díaz Asistencia Styling: Macarena Hurtado Pelo: Angela García Maquillaje: Javiera Millán Modelo: Huijuan Lu Agencia Welovemodels Locación: Espacio del Ángel
Típico picnic “cottagecore”. Foto obtenida de Pinterest.
POR IGNACIO ESPINOZA (@iaespinozad)
De seguro has visto miles de videos con el hashtag “cottagecore”. Todos suelen ser muy similares: Picnics con elaboradas ensaladas de frutas, pasteles y té en tazas vintage, sobre un mantel tartán. Casas de campo sacadas de algún libro del siglo XIX, y chicas con vestidos clásicos y chicos con camisas de lino holgadas, todo se asemeja a la vida rural principalmente en Europa, lo cierto es que este trend se ha vuelto prácticamente un estilo de vida. Muchos lo tildan de anacrónico, bucólico o “muy perfecto”, pero lo cierto es que dentro de tanto maximalismo, hipersexualización o el “Y2K”, un poco de romanticismo no hace mal, especialmente a las generaciones más jóvenes.
Colores llamativos, accesorios y otros detalles esconden una historia personal retratada por la fotógrafa Carla Vivani, la maquilladora Isidora José y la modelo Bianca, protagonista y autora del relato.“Mis dientes fueron siempre una gran inseguridad. Me coloqué frenillos a los 23 años porque fue cuando recién pude pagarlos. Me parecía una etapa adolescente que me había perdido. Es extraño ver personas adultas con frenillos visibles y por lo mismo sentí que era algo que empezaría a llamar la atención sobre mi imagen. Fue ese el punto de partida para empezar a experimentar. Sí iba a llamar la atención lo iba a hacer con todo y por primera vez también, empecé a teñirme el pelo. Después de dos años y a algunos días de que me los retiren, quise celebrar esta etapa que me enseñó ser más segura, a jugar con mi imagen y al no tener miedo de llamar la atención. Gracias a Isidora por saber interpretar con el maquillaje aquello que sentía y a Carla por retratar este cierre de mi vida”.