Cuando una hija de famoso aparece de la mano de una carrera en el cine o música, es inevitable pensar en su apellido y en las comparaciones odiosas que la acompañarán toda su vida. En el caso de Caroline Vreeland, tener a la inimitable editora de Harper’s Bazaar, Vogue y además el cerebro tras la revolución de la moda en los museos como su bisabuela, implica un paso más allá. Definitivamente un legado de osadía, ingenio y estilo a través de Caroline, quien irrumpió en la escena por su audición en American Idol el 2011 y que tomó fuerza el año pasado cuando anunció el lanzamiento de su EP “In ruins”.
