Muchas veces la vocación no va de la mano necesariamente con los estudios, algo que Jürgen Preüss experimentó en carne propia. Con cuatro años cursados de Inglés en la Universidad de Tarapacá en Arica, decidió congelar su carrera y lanzarse a una empresa ampliamente añorada: fundar su propia marca de joyas. “Todo comenzó cuando una amiga me pidió un collar personalizado; me quedó gustando el oficio y así empecé a crear mis piezas”, cuenta el ahora diseñador de Lejuju, marca de joyas que fabrica diseños a partir de piezas antiguas dañadas o desechadas. “Cada collar es único, pues quiero plasmar en mi arte algo usable pero vanguardista a la vez”, señala el autodidacta creador.
– ¿De qué manera te inspiras para confeccionar cada pieza de joyería?
Me inspiro viendo muchas fotografías del mundo de la moda en internet. Buscando nuevas tendencias, me topé con la bloguera Leandra Medine de www.manrepeller.com, quien se transformó en mi ícono a seguir la temporada pasada; esto fue fundamental para la inspiración de mi primera colección. Soy sumamente detallista y me tomé todo el tiempo del mundo para lograrlo, me propuse hacer esto y quise que fuera lo más profesional posible, y si hubiera necesitado un año para hacerla, lo hubiera hecho; gracias a Dior me tomó solo un semestre.
– Como diseñador de accesorios, ¿de qué manera crees que los chilenos utilizan las joyas dentro de sus estilos?
Depende, pues para mí la estética de cada persona no tiene que ser buena, ni bonita ni perfecta, sino ÚNICA, y el chileno tiende a copiar y no a inspirarse. Muchas veces solo usan cosas porque otras personas a las cuales admiran lo hacen, pero no logran el look adecuado; para hacerlo uno debe complementar cada prenda con los accesorios que pretende llevar y aunque no lo crean, no es nada fácil, aun cuando se trate solo de una argolla delgada. Cada elemento hace la diferencia, por eso una pieza de bisutería única como la mía ayudará a marcar la identidad propia.
– Dentro de tus colecciones futuras, qué tipo de accesorios planeas incorporar (para hombres, por ejemplo)?
Aun no pienso en lo que iré incorporando, me inspiro en el momento y para mí el accesorio no tiene definición. Mis collares pueden ser usados tanto por hombres como por mujeres; cada quien le da la connotación y forma en que quiere que la sociedad lo perciba.
– ¿Por qué crees que hoy en día se le da tanta importancia a los collares más llamativos y a piezas cada vez más grandes para llevar?
Creo que por mucho tiempo la bisutería fue muy refinada y muy conservadora. Hoy ha dado un vuelco y es más vanguardista, más grande, brillante y más elaborada que antes.
– ¿Cuál es el futuro que proyectas junto a tu marca en el mercado?
He aprendido que uno nunca debe hacerse expectativas, solo seguir creando y obviamente ir mejorando. El tiempo y la aceptación ante el público harán su propio trabajo.
-Por último: una canción, una película y un icono que te inspiren.
Una canción, “I don’t smoke” de Matías Aguayo; una película, “Sex and the City” y tengo seis iconos inspiradores: Mary Kate Olsen, Anna Dello Russo, Kate Lanphear, Taylor Tomassi Hill, Christine Centenera y Esther Quek. Es gracioso que sean todas mujeres, pero de cada una rescato el look mas andrógino posible.