La misión que emprendió Diego Labrin el año 2005 fue la de estudiar cine en Argentina, pero finalmente decidió cambiarse a la carrera de Diseño de Indumentaria en la Universidad de Palermo. Oriundo de Perú, el hombre tras la marca Ladrón de Guevara comenzó asistiendo cátedras de diseño por cuatro años, y el año 2009 lanzó su primera colección llamada [DROMEDARIO] y luego, la colección del 2011 la cual llamó [PREFACIO]. “Cada colección es única e irrepetible, y están unidas por la necesidad de mostrar al indumento no solo como objeto estético, sino también como difusor de ideas y herramienta discursiva”, señala Labrin con respecto a su marca, que toma el nombre de su apellido materno.
Cada colección tiene su propio concepto. ¿Cuál es el que refleja Anagrama, la nueva colección?
[ANAGRAMA] es producto de mi cambio de acción dentro del diseño. Digamos que la impulsó más un estudio antropológico que matemático o gramático, como en las anteriores colecciones. Estuve leyendo un libro de Nicholas Carr, Superficiales, donde relata la manera en que las nuevas tecnologías han cambiado nuestros canales en el flujo de información, modificando nuestra forma de pensar, de procesar y de generar vivencia.
En [ANAGRAMA] muestro un hombre con “ortopedias”, aparatos que lo ayudan a ser uno, por eso incluí el cuello ortopédico hecho por la ilustradora y artista conceptual Sofía Lapenta (www.sofialapenta.com.ar) , y otros elementos en el estilismo que hablan de un hombre presente parcialmente. El nuevo hombre transpone sus elementos internos, lo que remite a la diagramación de un nuevo ser que opera con nuevos canales y codificación de estructuras internas.
He visto prendas que mantienen un look bastante andrógino. ¿Cuán importante es este concepto para Anagrama?
La androginia es la traspolación de elementos femeninos a un hombre o viceversa, y supone de alguna forma una subordinación de un elemento por sobre el otro. Mi discurso es coordinado; hablo de un indumento unisex. La figura del hombre es arbitraria en este caso y creo que es ahora el rumbo que Ladrón está tomando; la coordinación de géneros y el poder yuxtaponerlos.
¿A qué público va dirigido Ladrón de Guevara, y quiénes han sido sus fieles clientes, por ejemplo?
Lo último en lo que pienso al crear las prendas es en un usuario final. No me determina quien termina usando la prenda, lo que me determina es qué piensa cuando la adquiere. El poder meterme en el pensamiento analítico del usuario es algo que me encantaría poder sobrellevar y eventualmente alcanzar. Algunos lo ven como utopía… para mi es cuestión de tiempo.
¿Cuál es la proyección que estimas de tu marca?
Actualmente, soy miembro de un colectivo de diseñadores llamado PROYECTO CUADRILLA. Lo integramos seis marcas emergentes: Desastrería, DeCrisci, fernandomore, Ladrón de Guevara, Li-Torres y Urenko. La idea del colectivo es el del hacer recíproco, compartir espacios de trabajo, espacios comerciales y espacios de exposición. El poder desarrollarse como una entidad indumentaria y comercial es muy difícil si se realiza unitariamente y el concepto de muchas cabezas en una sola idea funciona con PROYECTO CUADRILLA. Esa es la proyección más próxima y más real, después hay muchos otros proyectos por concretarse este nuevo año.
Ladrón de Guevara y sus colecciones están disponibles en Tienda Snog, Av. Italia 1194, en ESPACIO OOPS! del Barrio Italia. Puedes revisar sus colecciones a través del Flickr o su página en Facebook