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En el mes de julio fuimos a Sao Paulo, Brasil, para continuar con nuestro interesante proyecto: El valor de tu clóset, espacio patrocinado por Drive, que tiene por objetivo el poder aproximarnos y conocer la realidad del diseño de autor en diferentes países de Sudamérica (Perú, Argentina, Colombia –que ya les mostraremos- y Brasil).
Durante 10 días pudimos entrevistar a diseñadores y deslumbrarnos con Sao Paulo Fashion Week, y la verdad, es que fue una experiencia sin precedentes, nos deleitamos con los relatos, las imágenes, las pasarelas y todos los encantos que la ciudad entrega de manera gratuita.
Resulta complejo relatar una secuencia en relación al vestuario, sin embargo, la industria de tejidos existe hace varias décadas y las escuelas de diseño surgieron hace 20 años aproximadamente, y si bien es una carrera tan nueva como las de Argentina, Chile, Colombia y Perú, la tradición en el vestuario está instaurada desde hace algo así como 100 años y el concepto “Diseñador” se utiliza a partir de los años sesenta. En la década de los noventa, al igual que en Chile, entraron los retails con las producciones masivas. Ciertas condiciones como la gran población, la situación económica de una parte importante de ella, el desarrollo de la industria textil y una pasarela consagrada con una trayectoria de más de 15 años, han sido suficientes para contribuir con el impulso del área del diseño.
Nos llamó mucho la atención la perspectiva que tienen de su propio mercado, su desarrollo textil y de la educación en torno al diseño. A diferencia de lo que todos piensan de Brasil: sobre su increíble industria textil, los talentosísimos diseñadores y las grandes oportunidades que se dan para los jóvenes, la visión que ellos tienen de su mercado dista mucho de lo que creemos. Los diseñadores se sienten abandonados por las instituciones gubernamentales y agobiados por la difícil inserción al mercado. Tienen una situación bastante compleja con el tema de los impuestos, ya que es tan alto lo que deben pagar, que se les hace muy difícil poder tener precios más accesibles que les permitan competir de mejor manera con la creciente importación de marcas fast como Zara o Bershka. Aunque su industria textil posee algodones y lycras de gran nivel, el comprar estas materias primas también es un tema, ya que como emprendedores las cantidades que necesitan son mínimas y las empresas tienen buenos precios cuando son sumas industriales pero no al por menor, lo que se traduce en una búsqueda permanente de telas importadas.
Lo que destacan, es la consagración de una pasarela permanente generada en función de la difusión y proyección de los diseñadores tanto de manera nacional como internacional. Todo comenzó en 1993 con Phytoervas Fashion la primera pasarela permanente de Sao Paulo, donde surgieron diseñadores como Alexandre Herchcovitch, Glória Coelho, Reinaldo Lourenço, Ronaldo Fraga y Walter Rodrigues, luego en 1996 comenzó Morumbi Fashion Brasil que hoy en día conocemos como SPFW. Además hay una pasarela llamada Casa de Criadores que existe hace alrededor de 15 años y cumple la función de ser la vitrina de jóvenes diseñadores. Esta pasarela cada año realiza una presentación con las mejores propuestas, las que son observadas atentamente por todos los interesados, expertos y consumidores de moda; a aquellos diseñadores que sobresalen, se les abren las puertas a un sin número de posibilidades, entre ellas, SPFW.
Los diseñadores de Brasil, en estos momentos, tienen posibilidades reales de consagrarse en un mercado internacional, debido a que las posibilidades ya fueron generadas por diseñadores como Alexandre Herchcovitch, Ronaldo Fraga, Coelho, Osklen o Reinaldo. Al respecto, el paso que hay que dar es que el gobierno tome más participación en el desarrollo de esta área, además de buscar algún ajuste con el tema de los altos impuestos, que las industrias textiles comiencen a vender sus tejidos en menores cantidades para que los precios sean más cercanos a las posibilidades reales de los diseñadores. Debo destacar de manera particular el gran impulso y fuerza que cada diseñador tiene, sus convicciones están tan vinculadas con sus sueños, que los moviliza para desarrollar colecciones potentes, con contenido, discurso y estética particular, lo que se traduce en una propuesta de gran nivel.