Así es. La década de los 70 comienza, en el vestuario, con un legado del decenio anterior: la prenda más polémica y controversial se instaura con fuerza cualificando (¡y liberando!) las siluetas femeninas. Y como no, si el vestuario siempre es y ha sido una proyección del contexto interior y exterior del ser humano, una prolongación materializada, y en este caso el acortar la prenda femenina más característica para liberar el cuerpo fue un gesto absoluto atingente a la realidad de la época, donde el feminismo se instaura con fuerza en algunos países. La igualdad de derechos entre hombres y mujeres era lo que motivaba.
Acontecen los siguientes hechos: en Diciembre de 1967 se presenta públicamente el Women’s Liberation Movement británico; el 13 de septiembre de 1968, coincidiendo con la crisis del SDS –Sozialisticher Deutscher Studentenbund-, las universitarias del SDS impulsan el movimiento feminista en Alemania Federal; en febrero de 1970, se funda en Italia el Movimento di Liberazione della Donna, en Diciembre el Parlamento aprueba la ley de divorcio y nace el Mouvement de Libération des Femmes en Francia. En ese mismo año se crea en Gran Bretaña el Comité Nacional de Coordinación de los grupos del movimiento de liberación de la mujer. En marzo de 1971 tiene lugar la primera de las grandes manifestaciones del movimiento feminista británico en Londres, bajo los lemas: a igual trabajo igual salario; igualdad de oportunidades en la enseñanza y el mundo laboral; libre circulación de los métodos anticonceptivos; guarderías gratuitas y públicas.
Por lo tanto, la minifalda es la consecuencia, hecha forma. He aquí una de las maravillas del vestuario. Hoy y siempre.
A continuación un material audiovisual que recoge un desfile de modas en Londres de 1970, fundado con respecto a la minifalda: