Futurología y moda

Futurología y moda

cintillo

Uno de los temas que más me preocupa de la moda es su futuro. Por eso estoy constantemente imaginando el devenir de los diseñadores y el de los usuarios de indumentaria.

Pienso positivamente y veo en mi bola de cristal, que un alto porcentaje de la población desea y exige vestuario duradero, reutilizable y/o biodegradable. Para ese entonces, ya habremos interiorizado que el fast fashion genera millones de toneladas de basura y que dicha situación no podía continuar así. Ante el fracaso de la cumbre climática en Copenhague, las personas optaron por aportar cada una con su granito de arena a la conservación del medioambiente y ya es parte de la forma de vida, comprar accesorios hechos a partir de vestimenta desechable.

En el pasado, el slow fashion tuvo algo que ver con la quiebra de Christian Lacroix, el cierre de las tiendas C&A en Argentina y las crisis de creatividad de H&M, Forever 21 y Zara. Pagar cantidades de dinero exorbitantes por un vestido o cancelar una suma ridícula por unos zapatos eran extremos que no funcionaron. Iniciativas como Ixelmoda en Colombia y la introducción de cursos sobre moda ética en Gran Bretaña el 2008 sí fueron fecundos.

bola de cristal

Sueño con que por fin logramos un equilibrio y ya no hay explotación de humanos por humanos en países asiáticos. La máquina de coser está prácticamente extinta, porque Hussein Chalayan con su línea APOC y Manel Torres de FabriCan Ltd. entre otros, fueron los responsables de derribar el paradigma de las telas y los hilos. Los diseñadores se han asociado a químicos, físicos, biólogos y antropólogos, para poder satisfacer las necesidades de cada persona de acuerdo a su entorno y actividad…

Vuelvo a la realidad y observo el cintillo que adquirí ayer en Santiago Bazar, en el pasaje Orrego Luco. Las creadoras de este objeto usaron distintas prendas que se vendían “por kilo” en una tiendecita, para generar unos botones únicos, llenos de pasión e historia. Me miro al espejo y de verdad creo que estamos al borde de algo emocionante… Entonces exclamo en mi interior: “¡Es posible!”

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