¿Qué pasará con los materiales textiles del futuro si a ellos incorporamos inteligencia artificial y robótica?, ¿qué significará tener una relación emocional con algo que no es humano? y ¿qué ocurriría si nuestra ropa fuese capaz de afectar nuestros estados de ánimo dado una conciencia propia? Esas son algunas de las preguntas que la diseñadora chilena radicada en Londres, Daniela Toledo, intenta responder en su proyecto de titulación para Central Saint Martins, “Imminent Body”. Materiales como objetos vivos y vestimentas que van allá de la sola función de abrigo es la premisa de este proyecto, el cual fue presentado en junio de este año como parte del Degree Show 2 de Central Saint Martins y luego en el London Design Festival de septiembre, donde pudimos conocer tanto a la diseñadora, como a su original propuesta.
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El año es 2057. En este periodo estamos acostumbrados a que los objetos tengan identidad propia y a que nuestros rituales estén fuertemente influenciados por la conciencia de estos seres. La ropa ya no es un mero ejecutor de funciones que entrega protección, abrigo y presencia estética, sino que pasa a tener identidad autónoma y a comportarse como objeto con vida. ¿Hablarán o serán capaces de cambiar nuestros estados de ánimo? No lo sabemos, pero ése es el escenario hipotético en el que Daniela Toledo busca situar al espectador de su proyecto, el cual fusiona las conexiones emocionales con el desarrollo de la tecnología ponible o wearable tecnology, dedicada a crear prendas de vestir, y complementos, que incorporen elementos tecnológicos y electrónicos.
En el caso de “Imminent Body”, la propuesta de vestuario incluye un traje de dos piezas, donde existe una chaqueta roja con figuras de triángulos sobresalientes y un enterito con pantalones del mismo tono. “Esta conciencia es un desafío para los diseñadores que podrían lidiar con una naturaleza no tan obediente como la que conocemos hoy, y que para los usuarios finales podría establecer nuevos rituales de consumo y relaciones con sus posesiones más cercanas”, comienza a explicarnos Daniela, días después de haber terminado su presentación en el London Design Festival.
-¿Cómo aplicas el concepto “Imminent Body” a la propuesta de vestuario presentada para Central Saint Martins?
-La chaqueta fue el primer elemento de utilería que desarrollé y es por tanto la pieza de la que deriva todo el proyecto. Nace de la necesidad de desarrollar una estética particular para que hiciera guiños a la ciencia ficción de fines de los 70 e inicios de los 90 –películas como “Blade Runner”, “Akira”, “2001: Odisea al Espacio” y “Ghost in The Shell”, entre otras–. Por otro lado, el color del traje también es algo fundamental, ya que se desprende de la escena de la cinta “Akira”, donde el personaje Tetsuo comienza a levantar las ruinas de Neo Tokio, la ciudad donde sucede la trama de la historia, una vez puesta la capa roja.
Esta secuencia simboliza mucho de lo que creo es la vestimenta en el contexto de “Imminent Body”, donde la ropa y los objetos que tenemos serán más que sólo un objeto y lo que usamos para vestirnos se volverá un elemento empoderador y autónomo, con influencias en nuestro comportamiento, estados de ánimo e intenciones.
-¿Cómo te imaginas el desarrollo de textiles en un futuro posterior a 2057?
-Mi idea es que exista inteligencia artificial corporalizada, esto es, la manifestación física de la misma en los objetos de cada día, incluyendo nuestra vestimenta. Los materiales tendrán esta tecnología como parte de sí y en vez de poseer características asociadas a un desempeño físico o meramente mecánico, podremos relacionarnos con aspectos de su personalidad o comportamientos. Creo que cuando las fronteras se vuelven más difusas —que es el rumbo que va tomando hoy la tecnología— es posible imaginar futuros más arrojados e interesantes. El ejercicio de actos como ir al sastre o a la modista se volverá un acto de compatibilidad de caracteres en vez de calce y, por ejemplo, en vez de llamar a una frazada “abrigadora” podríamos referirnos a ella como “consoladora”.
-¿Qué te llevó a estudiar diseño y a especializarte en el área de la fabricación de textiles?
-Crecí en una fábrica de muebles y todo el proceso materia prima/objeto terminado me parece fascinante. Desde chica también acompañé a mi abuela a comprar telas, por lo que la fabricación de textiles llegó un poco por esos dos lados y culminó en la exploración del vestuario mientras estaba en Diseño Industrial en la Chile. Para titularme trabajé con vestuario y bueno, terminé en lo que me parece es una ruta lógica para alguien que quería explorar los textiles, en el Magíster de Materiales del Futuros de Central Saint Martins, que busca ampliar el concepto de textiles y explorar los futuros de la materialidad en el diseño.
-¿Quiénes son tus referentes en el diseño de vestuario?
-He pasado por etapas, pero diría que de Chile, Marco Correa es alguien a quien siempre recurro por su trabajo con textiles. De fuera está Issey Miyake por cómo ha desarrollado su carrera trabajando con los materiales que usa; y Yohji Yamamoto y Rei Kawakubo (Comme des Garçons), ambos por su dominio de las telas y las formas. Otros diseñadores que admiro y respeto son Alexander McQueen, Christopher Kane y Hussein Chalayan.
-¿Cuáles son tus planes para los próximos años?
-Por ahora estoy cerrando la primera etapa de “Imminent Body” en Londres y estaré en Chile al menos por unos meses a fines de este año para trabajar en la etapa siguiente del proyecto y otras cosas que tengo en mente para el 2015. Me gustaría, idealmente, ir y venir de Londres, pues creo que el intercambio produce resultados interesantes. Londres es una ciudad tremendamente estimulante para un diseñador a la vez que Chile tiene tantas cosas de las que me siento más parte, que espero poder hacer este ir y venir realidad en los próximos años.