Zuzu Angel es considerada una de las diseñadoras más importantes de Brasil. Sao Paulo, que esta semana se encuentra albergando las nuevas tendencias en el Fashion Week, nos recuerda una de las mejores frases de Zuzu: “La moda brasileña solo puede ser internacional si es legítima”.
Nacida a principios de los años 20 en Curvelo, esta diseñadora brasileña-americana recorrió un largo camino antes de convertirse en uno de los rostros del diseño nacional más relevantes. Vivió en Bahia buena parte de su niñez y adolescencia, lugar que influyó considerablemente en el color y el estilo de sus creaciones. A sus 26 años, se trasladó a Río de Janeiro, que en ese momento era la capital del país, donde Angel comenzó a trabajar como costurera, confeccionando ropa para sus familiares más cercanos. La década del 70 se le abrió de par en par. Primero, porque abrió una boutique en Ipanema, uno de los barrios más costosos de Río, bien conocido por su elegancia y cultura. Y segundo, porque comenzó a exhibir sus colecciones en pasarelas norteamericanas, en un contexto donde el diseño internacional estaba dominado, casi completamente, por figuras masculinas.
El objetivo de Zuzu era posicionar el diseño brasileño en el extranjero. Para eso, había que partir por identificar cuál era la marca distintiva local. Zuzu Angel se empeñó en confeccionar una moda genuinamente brasileña, cultivando los valores y las raíces propias, los materiales, la artesanía y la mano de obra que expresaran de mejor forma la cultura e historia de Brasil.
Así que comenzó a diseñar. Su ropa, como verdadera poesía en el vestir, integró colores tropicales, estampados de calicó inspirados en Maria Bonita —primera mujer en participar de un grupo de cangaceiros, bandas armadas fuera de la ley en el nordeste brasileño hasta 1930—, estampas de ángeles sobrevolando las nubes, o con patrones de colores y formas simples. Los ángeles fueron su sello.
Su vida no estuvo exenta de polémica. Zuzu fue una férrea opositora a la dictadura militar. Su hijo, Stuart Angel Jones, un estudiante de la Universidad Federal de Río de Janeiro, fue detenido y torturado por las fuerzas militares debido a su vinculación con una guerrilla urbana llamada Movimiento Revolucionario 8 de Octubre. Su cuerpo nunca fue hallado. Por esto, Zuzu Angel denunció el caso a Estados Unidos, específicamente a Ted Kennedy y a Henry Kissinger, el secretario de estado del momento, quienes lograron —junto con toda la comunidad brasileña-americana— que se destituyera al Brigadier João Paulo Burnier, presunto culpable de la muerte de Stuart.
La trágica historia del hijo de Zuzu Angel marcó duramente su vida. Tanto así que el 14 de abril de 1976, a sus 54 años de edad, Zuzu murió en un accidente de auto, posiblemente ocasionado por el gobierno, como así lo indicó la comisión investigadora del evento. Su vida y la terrible relación que tuvo con las autoridades de su país se han documentado en la película de Sergio Rezende Zuzu Angel (2006).
Entre su pasión por el diseño de vestuario y su rol de madre, Zuzu tuvo una vida de grandes regalos y pérdidas. Si su principal objetivo fue plasmar lo propiamente brasileño en el vestuario, lo trágico de todo esto es que su propio gobierno terminara por destruirle la vida, evidenciando dos caras de una misma moneda. La exótica y represiva Brasil de pleno siglo XX. No obstante, el Instituto Zuzu Angel —impulsado por su hija, la periodista Hildegard Angel—, hoy se encarga de difundir y preservar el valioso trabajo de Zuzu y de apoyar a nuevos diseñadores emergentes, para que así el legado de la brasileña no se pierda más.