Es cierto, se supone que en algún momento todas las mujeres soñamos con ser princesas de Disney y todo eso (por eso nuestra obsesión con las alfombras rojas y la noche de Prom), sin embargo, si hay algo que me enoja, es cuando un producto sacado por un diseñador tan rupturista y con buenas ideas como Martin Margiela (que se distingue por sus colecciones absolutamente teatrales y que terminan siendo un super buen material de editorial de moda) tiene tan poco sentido y un tan evidente fin meramente comercial (como lo que me pasó con la colaboración entre Hannah Montana y Max Azria)
Esta vez, el aludido es el belga a cargo de la Maison que lleva su nombre. ¿El producto? Zapatos transparentes hechos de cristal falso (que será ese material?). Lo peor? Cuestan US$1300. No, no el par. ¡Cada uno!…¿No estábamos en crisis?