“Wearable Art” o arte usable, es el concepto utilizado para designar prendas y accesorios que fusionan el arte con la moda. Muchas veces hechas a mano, estas piezas pretenden aprovechar la visualidad del arte cambiando el soporte plano y estático, por el tridimensional y móvil que es el cuerpo. Existe la polémica sobre la naturaleza excéntrica y la poca utilidad de este estilo de vestuario que finalmente sólo puede ir a parar a un museo y que pocas personas se atreverían a utilizar en un contexto cotidiano.
Esto ocurre debido a que el arte en esencia es una expresión estética y/o comunicativa pero en ningún caso práctica, por lo que entra en conflicto con el vestuario, cuya principal función es proteger el cuerpo. Por consiguiente, la mayoría de las veces, lo que se crea pensando en el “Arte usable” muchas veces termina siendo una propuesta provocativa y de performance. Un ejemplo emblemático fue la colección de Hussein Chalayan del 2007, en que se presentaron una serie de vestidos que cambiaban su forma a través de un sistema eléctrico. Un gran show pero de dudosa utilidad para nosotros los seres humanos.
Sin embargo, el abanico es bastante grande y hay para todos los gustos. Una técnica que se ha puesto muy en boga el último tiempo es el de la pintura sobre tela, creando diseños únicos para cada prenda. Incluso algunos diseñadores han llegado a brindar la posibilidad de encuadrar sus propias creaciones para montarlas en la pared como opción al uso diario.
De cualquier manera, se esté de acuerdo o no, el arte y la moda tienden a juntarse y entregar opciones cada vez más ingeniosas. Para los amantes de la exclusividad, esta corriente puede llegar a ser una buena opción a la hora de elegir con que ropa vestirnos.