“Yo llevaba mi dibujo, la tela y se la pasaba a la modista para que me hiciera mi ropa. Me hacía unos vestidos hermosos, me encantaba”, dice María Madrid, una señora de unos 75 años, que toda su vida se vistió bajo el trabajo único y detallista de una modista. Luego de que la que ella conocía falleció no ha encontrado una, por lo que cayó en las manos del retail. Sin embargo, extraña el ir a la calle Independencia o Rosas, comprar las telas, crear y tener una prenda que le duraría una eternidad. Tomando en cuenta esta historia es que nos preguntamos ¿Qué pasó con las modistas?
Aun existen modistas pero lo que más hacen son bastas, ajustan vestidos, cortan chaquetas, pero la mayoría ya no crea ningún tipo de prenda. Esto, según una de las trabajadoras de Costuritas, es porque las personas ya no se toman el tiempo de dibujar lo que quieren, ir a comprar las telas y botones, ir donde la modista a que le tomen las medidas y esperar al menos una semana para que la prenda esté lista. Hoy la gran mayoría de las personas cae en tiendas como H&M, Zara, Forever 21, Mango, entre otras marcas que tienen todo listo, no es necesario esperar, pero la calidad de una prenda hecha a mano con una por una máquina, claramente no es la misma.
La mayor parte de la población invierte en retail sabe que la calidad es inferior al de una prenda hecha a mano, pero el precio es menor y el tiempo es mínimo, por lo que a eso se le puede atribuir la casi desaparición de las modistas. Sin embargo, puede que con el tiempo vuelva a tomar valor, sobre todo con el protagonismo que está tomando en esta época el slow fashion. Actualmente, se pueden encontrar modistas en el Centro Comercial Lo Castillo, en los Dos Caracoles de Providencia y en algunos barrios, pero la mayoría ya no desarrolla su arte de la manera en que lo hacían antes, a pesar de ello, algunas se han reinventado creando disfraces, por ejemplo.