Comprar un vestido de novia es una de las elecciones más importantes para quienes contraen matrimonio. No solo escoger algo exclusivo, sino también con texturas, bordados y siluetas que potencien la imagen de cada mujer, son algunas de las características más importantes a la hora de adquirir el modelo. ¿Qué pasa después? Se queda guardado como parte de los recuerdos más importantes o es olvidado en algún rincón de la casa… pero ahora, también puede ser destruido en pos de una sesión fotográfica que ha dado mucho que hablar en los últimos años: el “trash the dress”, o destruir el vestido.
Caminatas en la playa con el ruedo lleno de arena y agua salada, o simplemente vestidos en fuego son algunos de los niveles de destrucción que alcanzan estos trajes de novia de acuerdo a las fotos que circulan en los principales sitios de inspiración como Pinterest. Muchas señalan que como el traje cuesta tanto dinero, mejor aprovecharlo hasta las últimas consecuencias, aunque por supuesto esta tendencia tiene detractoras que apuntan a que también el dinero gastado es mucho como para botarlo a la basura.
Como en toda tendencia, existen extremos y un “trash the dress” puede ir desde una sutil sesión con el novio en la playa o sentados en una piscina hasta aquellas donde el vestido es pintado de distintos colores. Todo va en el gusto de cada pareja, pero los estudios y fotógrafos especializados en el tema están cada vez más aptos a incursionar en las distintas exigencias que puedan tener con esta sesión posterior a la boda.
Todo sea por tener una original colección de fotos que mostrar a la familia en los años que vienen.
Fotos: Xenaphotos, Delsolphotography, Leahandmark, Riveramayaweddingphotography, Olafbathke, Butterstudios, Nadinestudio, Brandon Wyness, Bridal Guide.