Vaporosos, llenos de tul, encaje y color blanco eran los vestidos de novia soñados en alguna época. Sin embargo, el ideal actual dista mucho de este prototipo, siendo las prendas más populares de los más diversos estilos e incluso colores. Así lo han demostrado estos íconos que se convirtieron en referentes gracias a su estilo y también a lo que llevaron el día de su matrimonio, asesoradas por la mano de los más diversos diseñadores.
La novia más tradicional y soñadora gusta de los estilos que popularizaron la realeza. Grace Kelly llevó un traje de Helen Rose, una famosa vestuarista de Hollywood, en su boda con Rainiero en 1956. Diana de Gales se vistió en un diseño de David y Elizabeth Emanuel, el cual representó fielmente el look pomposo de los ’80, mientras Carolina de Mónaco fue un poco más juvenil: en 1978 y pese a la diferencia de edad, la princesa llevó un diseño de Dior por Marc Bohan, el eterno favorito de las mujeres de la familia real de Mónaco. Lo sencillo y elegante viene de la mano de Chanel, quien diseñó el vestido que Keira Knightley usó y ha reutilizado en varias ocasiones luego de su boda el 2013. Jackie O se enfundó en un Valentino corto y refrescante en 1967, mientras Kate Moss decidió llevar un vestido de marca Galliano bajo el look retro y glamoroso que la caracteriza.
En cuanto a gustos transgresores, Wallis Simpson decidió llevar un sencillo pero elegante modelo de Mainbocher a su matrimonio con el ex heredero al trono británico, en 1937. Bianca Jagger fue quizás la que marcó el estilo de los ’70 gracias a sus gustos andróginos, que le hicieron llevar un traje pantalón blanco de Yves Saint Laurent en su boda con Mick Jagger en 1971. Y en 1959, Brigitte Bardot contrajo matrimonio con Jacques Charrier vestida de Jacques Esterel en un modelo sencillo de cuadros. Por otra parte, Gwen Stefani y Dita Von Teese apostaron por el color: la cantante le confió su diseño a John Galliano el 2002, mientras la bailarina de burlesque llevó un Vivienne Westwood púrpura.