Colaboración por Paulina Mardones
Con su origen en las técnicas circenses, las telas acrobáticas han sumado varios adeptos en el último tiempo, aunque al principio llamaba la atención, hoy es común ver gente practicándolas en plazas y parques. Este ejercicio es muy atractivo estéticamente ya que consiste en realizar diferentes movimientos suspendidos en una tela.Esta práctica que une al trapecio con la danza y el teatro, se realiza, en promedio, a unos siete metros del suelo y en dos pedazos de tela larga que cuelgan de una estructura, o en algunos casos, de troncos de árboles. Una vez que el cuerpo se sostiene con los brazos y piernas, se pueden realizar diferentes secuencias, amarres, coreografías, piruetas y equilibrios.
La acrobacia en telas es una disciplina que ha rescatado el contorsionismo que se realizaba hace más de tres mil años, razón por la que algunos la consideran un arte milenario. Esta disciplina tiene múltiples beneficios como mayor flexibilidad y tonicidad en el abdomen, piernas y brazos, además de generar un alto consumo de calorías y grasas.
Una mejora en la postura corporal y en la resistencia física son otros de los efectos que la tela acrobática tiene en el cuerpo, que con los meses de entrenamiento se vuelve más fuerte, ágil y coordinado. Al trabajar en oposición a la gravedad se favorece la circulación, que ayuda a mejorar el aspecto de várices, celulitis e incluso, trata la hinchazón por retención de líquidos.
En nuestro país, la oferta de talleres y clases de acrobacia en telas es muy amplia. Elevarte Circo Yoga, el Estadio Croata y las compañías Humus y Circo Balance son sitios donde se puede aprender y practicar esta disciplina. Varios centros de danza también han incluido la tela acrobática en su malla, algunas de ellas son el estudio Arte en Movimiento, la Academia de Malú Pérez y las escuelas Pole Power by Sonia Zordan y Pole Dance Training.