El 18 de octubre de 2019 será recordado como el día en que en nuestro traje, confeccionado hace 30 años, reventó la primera puntada de sus costuras. En un efecto dominó, comenzaron a rasgarse las puntadas que seguían, y pronto el traje completo quedó deshecho. Mangas por aquí, solapas por allá, nos dimos cuenta de que el traje era producto de la más paupérrima de las técnicas y de materiales carentes de toda nobleza. Muchos ya lo sabían, pues el traje nunca los había arropado apropiadamente, o simplemente no les quedaba, obligándolos a andar desnudos.