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Para esta temporada, el diseñador Joao Pimenta, de vocación eminentemente conceptual, sorprendió con un trabajo de fuerte cariz comercial. Las máscaras y accesorios dramáticos usados en sus anteriores colecciones, fueron reemplazados por caras descubiertas y ausencia de accesorios.
En ese proceso de hacer más masiva su propuesta, el diseñador cede un poco en la construcción de la identidad de su marca. Lo visto sobre la pasarela de la única colección enteramente masculina del SPFW, es solamente una colección correcta, sin sobresaltos, sin altos ni bajos. Se extrañó la creatividad y puesta en escena de los shows de temporadas pasadas del creador.
La colección exhibe referencias claras del trabajo de marcas internacionales, como la chaqueta dorada que hace recordar al instante la colección de abrigos metálicos de Burberry. En medio de todo ese diseño comercial e influenciado por marcas extranjeras, el ADN de Joao Pimenta se dejó entrever tímidamente, como en la solapa con aplicaciones o la camisa estampada en motivos tribales.