Alta, de cabellera casi similar a la de Anna Wintour en forma pero gris en color, de elegantes movimientos y sonrisa amable, Linda Fargo parece tener varias cualidades que la distinguen entre las mujeres del mundo de la moda. Sin embargo, el ser la encargada de compras además de Vice Presidenta Senior de una de las tiendas de lujo más importantes del mundo, la convierte en una de las más poderosas.
Con Bergdorf Goodman se ha mantenido como una de las principales descubridoras de nuevos diseñadores, los que siempre está buscando en diferentes ferias organizadas en galpones de Nueva York; para ella, todo comenzó en un lugar que muchos querrían tener: como Vice Presidenta de Merchandising Visual, lo que le permitía escoger fielmente aquellos productos y marcas destacadas en vitrinas a lo largo de la tienda. Este puesto, que también ocupó en Gap y otros lugares, la mantuvo a fines de los ’90 dictando tendencias en una de las posiciones más famosas de la moda. Hoy lo hace a través de su presencia en galas y premiaciones del CFDA, aunque también aparecerá en diferentes documentales que serán lanzados este año: uno sobre Ralph Rucci, otro sobre New York Fashion Week, y uno sobre su tienda, Bergdorf Goodman.
Para muchos, Linda Fargo es toda una eminencia en la moda actual. No solo es respetada y dirige decisiones que involucran millones de dólares –por algo aparece en la lista de las mujeres más poderosas de la moda de Time-, sino también predice constantemente lo que se verá traducido en las calles desde las pasarelas. Esta amante de Alber Elbaz, cuyo primer traje de diseñador fue un Azzedine Alaïa, también se da tiempo de aparecer en iniciativas creativas como la de revista Paper, que la vistió de hombre junto a otras diseñadoras para su edición de septiembre de 2010. Además, nunca pasa inadvertida; no teme mezclar púrpura con rojo o llevar el más coloridos de los trajes de noche, todo gracias a un look que según ella fue construyendo poco a poco.