Coco Chanel en la famosa escalera de Rue Cambon por Cecil Beaton
Hubo una época en la que trabajar en moda era cosa de mujeres. Muchas veces leímos cómo José Cardoch, por ejemplo, relataba que para convertirse en diseñador debía estudiar en un horario especial, fuera de las clases impartidas en el establecimiento, porque solo estaban admitidas mujeres en ello. Sin embargo y al igual que muchas otras áreas profesionales, la moda cada vez es más espacio masculino y específicamente, como recalcó el New York Times en una columna del 2005, “una profesión de hombres gay”. Y si hablamos específicamente de Alta Costura, la meca de la tradición de la moda, ahí nos topamos con un espacio femenino aun más reducido, que solo hace unos días sumó otro nombre a sus filas: Clare Waight Keller en Givenchy.
En 1909, Jeanne Lanvin comenzó su producción de vestidos y Coco Chanel su imperio; en 1912, Madeleine Vionnet fundó su marca y en 1927, Elsa Schiaparelli estableció su casa. Mary-Louise Carven montó Carven en 1945 y Gaby Aghion fundó Chloé en 1952. Así, vemos nacer la historia de la moda que existe hoy en día, la que incluye por supuesto a exponentes masculinos tan imprescindibles como Christian Dior, Hubert de Givenchy, Paul Poiret, Yves Saint Laurent, Cristobal Balenciaga y Charles Frederick Worth, entre muchos otros. Pero en una época donde siempre nos preguntamos acerca del rol femenino en la sociedad, especialmente si indagamos en la equidad de género y la eterna brecha salarial y profesional, no está de más preguntarnos por qué en la actualidad no existen más mujeres en la Alta Costura. Mientras Maria Grazia Chiuri hizo historia como la primera mujer frente a Dior, Waight Keller hace lo mismo al ser nombrada en Givenchy. En el pasado, Alessandra Facchinetti era pionera en Valentino, en un breve paso.
Por otra parte, Chiuri y la ex Chloé son acompañadas de Bouchra Jarrar en Lanvin, el otro nombre femenino en la Alta Costura de una casa tradicional. Claro, existen algunos ejemplos más modernos del estilo gracias a Sarah Burton en Alexander McQueen y Donatella Versace en Atelier Versace, pero ¿por qué no existe una mayor consideración de nombres femeninos como sucesores en casas de moda? Sin embargo, hay un poco de esperanza: Ulyana Sergeenko celebró su décima colección de Alta Costura en enero en París, lo que hace pensar que quizás en algún momento, su nombre podría estar vinculado en alguna de las casas tradicionales.
Fotos: Runway.