Entre las calles 3 Norte y 1 Oriente, se encuentra la tienda de Amalia Ramírez y Mariana Deisler: Pistacho Azul. Una casa antigua, de techos altos y piezas amplias y luminosas es la que recibe una variada selección de ropa americana y europea elegida “con pinzas” y por sus dueñas. Cerca de cumplir un año de vida, Pistacho Azul es una marca que definitivamente aporta cosas diferentes y piezas únicas al mercado talquino.
Todo comenzó en la casa de Mariana, con una venta de garaje. El boca a boca que se fue generando entre sus clientes dio paso a que al finalizar dos meses, se cambiaran a una y luego a dos grandes piezas de su actual boutique. La idea que siempre motivó a las dueñas, fue el de crear un espacio propicio para el arte, para difundir cultura y crear un lugar acogedor que te saque de la rutina y en el que sientes que estás en casa de una amiga, tomándote un café y probándote su ropa. Algo así como la anti-tienda, muy lejos del ritmo de los Retails, y semejante a las tiendas-boutiques de Valparaíso. Así, a través de Sercotec, postularon y ganaron el fondo de financiamiento Capital Semilla y dieron inicio a su proyecto de tienda.
Lo que marca la diferencia entre Pistacho Azul y otras tiendas, es que al entrar, no sientes ese olor tan desagradable que acompaña la ropa americana. Preocupadas de que las prendas estén limpias, desinfectadas y planchadas, Amalia y Mariana escogen los artículos meticulosamente, entre lo que traen proveedores en la capital y entre los fardos de ropa que llegan directamente a los puertos del sur de nuestro país. También se destaca la atención personalizada que encuentras en Pistacho Azul. Ambas dueñas son las que atienden el local, abriendo sus puertas de lunes a viernes, de 11h30 a 20h00 y los sábados de 11h00 a 14h00.
Paralelamente a la ropa que encuentras en Pistacho Azul, están las prendas que confeccionan Mariana y su madre, en el Taller de Reciclaje. Para esta línea, reutilizan telas y prendas que desarman y vuelven a armar, dándole un valor agregado con aplicaciones hechas a mano o tejidas. Una experimentación que hace poco comenzó, pero que planean desarrollar con el tiempo. Entre otras proyecciones, Amalia y Mariana buscan ampliar la tienda y crear un café que complemente el local, para así entregarles un servicio atractivo y completo a sus clientes.