La palabra feria nos remonta etimológicamente al encuentro de un día de descanso o una festividad, siendo su celebración el encuentro con diversos sentidos tanto religiosos cómo paganos. Por estos días en Sevilla se celebra la llamada Feria de Abril, la cual comienza con la llegada de semana santa, extendiéndose este año hasta el 8 de mayo, ubicada cada año en el recinto ferial de “Los Remedios”. Los orígenes de esta festividad, se remontan a un 25 de agosto de 1841, desde este periodo ésta celebración ha estado marcada por muchos cambios, los cuales atraviesan tanto la extensión del calendario para su festejo como los diversos aportes culturales y estéticos que coronan la festividad.
Por una parte, podemos mencionar las casetas, en un principio eran sólo utilizadas con el fin de cuidar del orden de los asistentes pero con el paso del tiempo, el ambiente festivo obliga a extender la cantidad de casetas para vender alimentos y elementos de ocio. Además, éstas se transforman en un espacio de distensión para los visitantes, logrando gran personalidad al ser caracterizadas con adornos de motivos barrocos, dibujos coloridos y exóticas pañoletas.
Con el devenir del tiempo, esta feria comenzó a ser visitada por muchos comerciantes y mujeres de etnia gitana, las cuáles vestían batas de faena adornadas con dos o tres volantes. En 1929, la Exposición Iberoamericana presenta esta indumentaria, cobrando gran valor por parte de la alta alcurnia española y es imitado por muchas de las asistentes a esta feria. Así, este simple traje comienza a cobrar nuevas formas, nuevas combinaciones, anudadas a suntuosos collares, pendientes, flores, mantillas, peinetas y lunares. El traje de flamenco comienza a ser parte de la moda, donde la pasión que porta no tiene ni hechura obligada ni color definido.
Fotos: cortesía de florianscheibl.com.
