Ecuador coronó a su primera reina indígena el pasado 22 de mayo, en un certamen de belleza llamado ‘Ñusca Andina’ –palabra significa “doncella” o “tierra que no ha sido fecundada”, en idioma Kichwa –. Dicha instancia tiene como objetivo dar a conocer los elementos culturales característicos de los pueblos aborígenes y terminar con la discriminación que sufren diariamente muchos de sus integrantes, los que en conjunto suman una cifra superior al millón de habitantes en el país ecuatoriano y que sin duda entregará un nuevo precedente en cuanto a concursos de belleza se trate.
Para poder ser dueña de una corona que tiene un significado que va mucho más allá de lo estético, cada una de las aspirantes debieron cumplir con ciertos requisitos, como pertenecer a un pueblo indígena, hablar en una lengua nativa y medir entre 1.65 – 1.70 metros de altura. Además de dominar por completo bailes característicos de sus regiones y lucir con orgullo diversas vestimentas capaces de transmitir la riqueza cultural que poseen los pueblos indígenas.
La ganadora del certamen, aparte de ser coronada como la mejor representante indígena, tendrá la posibilidad de participar en el concurso Miss Ecuador, un hito más que importante para un grupo de personas que ha vivido durante siglos una discriminación constante. El nombre de la primera Reina Ñusca Andina es Jenny Guillin, tiene 19 años y representó al pueblo Puruhá, llevándose, junto a los aplausos, una corona valorada en más de US$ 5.000.
Cosas como estas hacen reflexionar a todo Latinoamérica sobre la situación en la que viven día a día sus pueblos originarios y sobre las técnicas o herramientas que utilizan para poder integrarlos de la manera correcta dentro de la sociedad, dando a conocer a todos que –según propias palabras de la ganadora– estas culturas ‘no son piezas dignas de un museo, son una cultura viva’.
¿Qué opinan ustedes? ¿Consideran necesario que se imiten concursos como este en otros países de nuestro continente?
Imágenes de: El Clarín / Diario de Cultura
