El otro día leyendo un diario local, me llamó la atención el titular sobre las estrictas normas en cuanto a la vestimenta que debían seguir los funcionarios y trabajadores de la Municipalidad de Coquimbo, la verdad es que quedé impresionado!
El artículo decía que las mujeres no podían usar faldas cortas ni mostrar los hombros y para los hombres estaba prohibido totalmente el uso de jeans. Me pareció insólito, es cierto que para determinados tipos de trabajos es importante seguir ciertas normas o formalidad, pero me pareció excesivo.
Desde tiempos remotos doctrinas, religiones, gobiernos, dictaduras, instituciones, etc… han intentado controlar la vestimenta de las personas, por ejemplo a fines del siglo XIX el corset era exigido símbolo de feminidad. Las chicas jóvenes solteras podían llevar además guirnaldas de flores “la corona virginal”, en cambio la mujer casada cubría sus cabellos con un velo.
Otro caso reciente, como el de Coquimbo, es el de la ley que dictó el gobierno de Irán, crearon una lista de cortes de cabello permitidos para hombres, aprovechando el Día del Velo y la Castidad, estableciendo una ley que permite a la policía determinar si la libertad capilar atenta contra la moral pública. El pelo largo, o estrafalario, los teñidos, todo será penalizado.
Mientras escribía esto, me acordé de mi no tan lejana época escolar, donde también me exigían un cierto largo de cabello, no podía usar pantalones más apretados o más sueltos, las chicas no podían usar maquillaje, ni menos teñirse el pelo de algún color poco común. Todo este tipo de reglas en mi opinión cruzan la línea personal de cada sujeto, es hermosa la amplia gama de posibilidades que tenemos a la hora de vestir, pero que un par de reglas te uniformen y no te dejen ser auténtico, reprime la libertad y el espacio personal de las personas, no más reglas porfavor!