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Se trata de una tendencia ya arraigada en países como Estados Unidos o Inglaterra. Consiste en que marcas de ropa abren una tiendecita en calles de gran tráfico peatonal, sólo por pocos días o meses, y luego ésta desaparece. Target, Gap y Nike ya lo han hecho. Uniqlo instaló containers en Manhattan y Tommy Hilfiger planea hacer lo mismo con una casita prefabricada preppy style de 75 metros cuadrados en ciudades como Milán o Amsterdam. ¿Y quién hará algo así en Chile? La señora que vende muñecas sobre su auto en Reñaca podría considerarse una adelantada, pero no cuenta… Trendwatching acuñó el término “Pop-up Retail“, así que no debiéramos extrañarnos si Falabella o Paris decidan probar algo así. La pregunta es cuándo.
Con este fenómeno se genera un sentido de “urgencia” según Bloomberg Businessweek. La temporalidad y fugacidad del evento, unido a la novedad, y combinado con un mundo de smartphones y tweets, hace que las personas entren en un estado de excitación que les obliga a visitar el lugar.
La tienda de Tommy Hilfiger estará en NY el 28 de abril.
Este acercamiento de las marcas a sus consumidores parece ser una nueva estrategia de márketing. Algo así como “Tupperware reloaded“: Tal como las dueñas de casa de los años ’50 que hacían fiestas en sus hogares para vender los envases de plástico, las marcas organizan sendos eventos para sus clientes. En el 2005 American Apparel contrató mariachis, contempló karaoke y “dreidel spinning” en su tienda de 45 efímeros días. Molde diseño en junio del año pasado se posicionó como la primera galería de diseño itinerante aquí en Santiago: En una combi del ’74 se reunieron diversos objetos de diseño industrial, gráfico y de vestuario. Sin embargo, ¿cómo podría ser la tienda pop-up de un diseñador de moda chileno?