Mary Katrantzou pasó de convertirse en joven promesa (ganadora del premio al talento emergente el año pasado en el British Fashion Awards) a una diseñadora superestrella en poco tiempo, siendo requerida por Topshop y Longchamp para hacer colaboraciones con ellos. Su pasarela, la que tuvo lugar hoy, es de las más esperadas del London Fashion Week.
La colección de Katrantzou pareciese llamar a descubrir la belleza de las cosas cotidianas. Sus estampados, siempre un punto fuerte de sus desfiles y uno de los atributos que la ha hecho conocida, destacan elementos como platos, cucharas, colgadores de ropa, máquinas de escribir, incluso uno de las faldas está hecha a partir de los tradicionales lápices mina amarillos con goma rojo.
En cuanto a las formas, suavizó su tradicionales siluetas super estructuradas para dar paso a formas aún elaboradas, pero que poseen más movimiento y soltura, recuuriendo incluso a telas vaporosas pero que en manos de la diseñadora, cobraron una apariencia voluminosa y estructurada. La amplia paleta de colores fue mezclada con maestría, entregando un resultado óptimo y totalmente coherente con la estética Katrantzou.
Esta colección está estéticamente conectada con su cuarta colección (la que la hizo saltar a la fama) más que con las últimas dos que le suceden a aquella cuarta. En definitiva, pareciese ser una continiudad y a la vez una evolución de esa aplaudida colección Verano 2011.
