Mientras que las uñas al natural o con un solo color dominaron la Semana de la Moda, en el centro de Manhattan, la manicurista Sarah Nguyen está llevando el mundo del arte a un nuevo nivel con la “manicure sculptures”. En su cuenta de Instagram describe sus diseños como un deslumbrante bricolaje, creaciones imponentes con metales, pedrerías, alambre y diamantes.
Para Nguyen las ilustraciones ya no bastan para adornar las uñas, ella utiliza la técnica de “build-outs” que es un proceso intricado detrás de la manicura donde las capas de joyas y objetos están en 3-D. En su diseño más básico o nivel uno la uña está adornada con pedazos de alambre, su trabajo se extiende en diferentes niveles, siendo el uno el más simple y el cinco el más extravagante, que incluye extensiones de uñas apiladas con estructuras ornamentales.
La mayoría de sus clientes se encuentra en un terreno intermedio, un nivel tres, aventurarse en el nivel cinco requiere de un tiempo de espera de más de dos horas y un costo superior a los 300 dólares. Muchas de las piezas están construidas con cristales de swarovski.
Su experiencia en el mundo de las uñas proviene de un salón japonés en California donde trabajo, ahí colocaban piedras preciosas y joyas swarovski, desde ahí comenzó a improvisar en sus propios diseños.
Pasaron unos años y se matriculó en la escuela de tecnología de uñas, luego se mudó a Nueva York donde trabaja en el taller de lujo Vanity Projects, asimismo realiza manicura para modelos que serán fotografiadas para editoriales de moda.
Para Nguuyen las uñas se han convertido en un accesorio indispensable en las personas, son una carta de presentación. “Siempre he pensado que las uñas son uno de esos lujos que la mujer realiza, un accesorio que todo el mundo necesita”, declara para Vogue.
Fotos: @chrmdbsarah.