Entre propuestas masculinas y femeninas, Stockholm Fashion Week parece convertirse en el punto de encuentro perfecto entre ambos mundos. Aquí, las colecciones no marcan necesariamente los géneros tradicionales como el resto del mundo espera; al revisar pasarelas y lookbooks de esta procedencia, el no gender, lo andrógino y esencialmente la actualidad se unen poderosamente a través looks que van más allá de las normas convencionales y que sin lugar a dudas, no son para cualquiera.
La top Frida Gustavsson fue una de las modelos del show de Rodebjer, marca que alguna vez presentó su colección en Nueva York. Esta vez, los coloridos trajes dieron paso a moda femenina, la cual brilla a través de un estilo relajado pero ideal para llevar en el trabajo. En contratse, Lazoschmidl se encargó de darle a su pasarela masculina todo el poder femenino que encontrase y lo hizo a través de tops sin hombros transparentes, pantalones abiertos, una actitud glam y rockera que solo hemos visto en los ’70 a través de figuras como New York Dolls. L’Homme Rouge hizo lo mismo con discreción, pues utilizó prendas gruesas y abrigos vinílicos para dar paso a la unión entre delicadeza y actitud, agregando a ello el punk.
La marca de lujo sueca J. Lindeberg regresó a las pasarelas con una colección femenina actualizada, cómoda y cuya base es el negro. Ida Klamborm mostró una serie de trajes con un hilo conductor lúdico, donde el satinado y los colores fuertes iban de la mano de vestidos cortos y largos. House of Dagmar se encargó de dar abrigo a la temporada con gruesas texturas y uno que otro saludo hacia el punk andrógino. Hope se encargó de unir looks para ellos y ellas con trajes de toques eléctricos pero si hablamos de largos vestidos de noche, Emelie Janrell fue la encargada de incluir propuestas en clave ombré para el deleite de quienes buscan esa alternativa, entre quienes se encuentra su fiel cliente la cantante Tove Lo.
Fotos: Runway.
