Hay gente que viaja especialmente a New York City a pasar la Navidad y el Año Nuevo. Y es que las atracciones de la temporada son miles: vitrinas y esculturas navideñas, conciertos y shows dedicados a las festividades y la iluminaria, y cientos de adornos que inundan la ciudad. Dentro de esta lista nos encontramos con el tradicional show de las Rockettes en el Radio City Music Hall, show que en 2014 cumple 87 años de trayectoria y que se corona como uno de los favoritos de los turistas y los mismos habitantes de la ciudad. Con vestuarios alucinantes, un show que roza la perfección y cientos de lentejuelas, el llamado “Christmas Spectacular” es justamente eso: una manera espectacular de celebrar las fiestas de fin de año.
Fundadas en 1925 en St. Louis – Missouri, como una compañía de danza que combinaba el can-can con el teatro y la recién explotada sensualidad femenina, las Rockettes llegaron a instalarse al Radio City Music Hall dos años después para quedarse por siempre. Si bien su show actual mantiene algunos actos de las primeras temporadas, cada año se agregan nuevos números, o se reinventan los antiguos, para ir avanzando con la evolución de la sociedad. Así mismo sucede con el vestuario; si bien la idea general de mallas, plumas y lentejuelas se mantiene, los peinados, el corte y los colores van variando en consecuencia con las tendencias del momento, por lo que de alguna manera podríamos ver la evolución del vestuario femenino a través de los 87 shows que esta compañía ha producido.
Cada Rockette se cambia de vestuario 8 veces por show (tarea que implica en ocasiones hacerlo sobre el escenario en espacios especialmente disimulados para lograr realizarlo a tiempo). Lo interesante es que varios de los vestuarios son los mismos que ocuparon las Rockettes de las décadas anteriores pero refacturados o remantenidos, lo que transforma a este espectáculo en una pieza de historia y tradición. Junto con patadas yendo y viniendo a cada momento (recordemos que el can-can las usa como base de sus coreografías) y un espectáculo que hace oda a la sincronía, el vestuario del show se transforma en un personaje más convirtiendo al espectáculo en una pieza de arte por donde se le mire.
Imágenes: Rockettes / NYTimes