Un rostro puede ser catapultado a la fama gracias a su aparición en la portada de una revista como Vogue; por ello, son miles las modelos que luchan día a día por ser consideradas. Sin embargo, existen momentos excepcionales cuando se une más de un rostro famoso para adornar la portada de la misma revista, algo que ha llegado a tener a los nombres esenciales de diferentes generaciones en una misma foto.
En 1965, David Bailey reinaba en British Vogue, y con ello mostró una variedad de portadas donde la de septiembre destacó por incluir tres modelos. Pero en 1990, Peter Lindbergh aprovechó la fama de las llamadas supermodelos y la reforzó aun más con su portada en blanco y negro, una que se quedó para siempre destacada en la cultura popular. Desde allí, en 1991 Herb Ritts hizo lo mismo con la Evangelista, Turlington y Crawford, mientras Lindbergh se repitió el plato fotografiando a las entonces nuevas modelos, que incluyeron a Eva Herzigova en 1992.
En el caso de la Vogue norteamericana, Horst P. Horst reunió en 1939 a tres modelos para la primera portada grupal. Pero las portadas grupales han sido tan exitosas que se repiten cada cierto tiempo para conmemorar aniversarios o lanzar a nuevos rostros, y en esta brecha se han unido varias generaciones. Steven Meisel ha sido el fotógrafo estrella en el proceso, tanto en Vogue Italia como en diferentes otras versiones. Y el 2011, la misma revista reunió por primera vez a tres llamadas modelos de tallas grandes para su portada, consolidando el concepto y preparándolo para nuevos horizontes.