Uno de los ilustradores más reconocidos de Vogue en sus ediciones globales, fue el norteamericano Carl Erickson. No solo ingresó en 1916 al equipo de trabajo de US Vogue, sino también apareció en los créditos de Vogue Paris y British Vogue, conquistando todo el mundo con sus dibujos más realistas, cargados de detalles en acuarela y donde mostró todo lo aprendido en la Chicago Academy of Fine Arts. Norman Parkinson, el fotógrafo inglés que también marcó una época, fue uno de sus amigos más cercanos, y el que lo ayudó mientras Erickson trataba de sobreponerse al alcoholismo.
Erickson fue uno de los pioneros en establecer la imagen como marca registrada de la casa de perfumes y productos de belleza Coty, para la cual trabajó en los perfumes “Paris”, “L’Origan” y sus líneas de maquillaje. Además, formó parte del equipo de ilustradores que se rendían antes las colecciones de los principales diseñadores de alta costura, convirtiendo sus vestidos en dibujos; desde Elsa Schiaparelli pasando por Jacques Fath y Cristóbal Balenciaga, hasta llegar a Edward Molyneux o Madeleine Vionnet. Cada uno de estos diseñadores confiaba en el trazo que Erickson le otorgaba a sus propuestas, cuyas estilizadas figuras femeninas lideraban cada trabajo.
Tal como señalamos en un principio, Carl Erickson trató por mucho tiempo de sobreponerse a un severo alcoholismo, el que se desarrolló mientras vivía en Nueva York. Los años ’30 y ’40 tenían al ilustrador norteamericano en su mejor época; los dibujos de sus portadas no solo apelaban a la era post art decó, sino también a un realismo colorido que luego dio un giro simple a través de uno de sus trabajos más recordados, el calendario para CBS que diseñó en 1958. Cada escenario y protagonista de los programas, desde sus animadores hasta los productores, aparecían retratados con tinta, lápiz mina y acuarela. Fue ese año también en el que Erickson murió, dejando una amplia variedad de trabajos para revisar y rememorar.