Los diseñadores Alber Elbaz y Lucas Ossendrijver se sentían bastante relajados antes de comenzar el desfile en la semana de la moda masculina de París, compartiendo aperitivos con el público, fotografiándose y mostrándose muy risueños. Esa confianza se podia sentir en la pasarela al ver como estos diseñadores cambiaron de dirección en esta colección. Al partir el desfile, esto quedó en claro al ver como el blanco y negro se apoderaba de la pasarela, algo totalmente diferente a lo que habíamos visto del “hombre Lanvin”- todo es cuestión de contrastes- apunta Ossendrijver.
Un contraste que se persibe tanto en el color y las formas de los diferentes diseños, pantalones de talle alto y con caída ancha y por otro lado un estilo mas skinny. Utilizando materiales clásicos y telas con un toque brillante que a medida que avanzaba el show se podía apreciar un degradé de tonos grises hasta llegar a un metalico, que por cierto se viene mucho esta temporada.
El resultado fue las prendas que vibraban donde los opuestos se ven obligados a trabajar juntos y así crear algo mejor de lo que puedieran hacer cada uno por si solo. La colección masculina fue bien aceptada entre las mujeres, que felizmente usarían algunas de las prendas, esto apunta a otro elemento de contraste de la serie, su capacidad para atraer a ambos sexos, sin importar si fue pensado sólo para hombres.
La pasarela estuvo a centímetros del piso, porque el pricincipal objetivo de Ossendrijver y Elbaz, era elevar la moda a otro nivel y hacer algo experimental y evolutivo.
