Colaboración especial por Andrea Martiriosway
Con 15 años descubrí mi primera chaqueta de $500 pesos, y no me despegué más de la exclusividad de la ropa usada. Es que la ventaja que tiene -ya pasando el estigma de la reticencia por imaginar cuantos dueños ha tenido-, radica precisamente en que nadie más puede vestirse con lo que hemos elegido, lejos de la facilidad que ofrecen las multitiendas, que aunque nos salvan a la hora de comprar una prenda, poco nos convencen cuando tropezamos en la calle con más de dos personas usando la misma que habíamos elegido con tanta paciencia.
Para mi suerte, en Valparaíso existen muchos lugares que ofrecen varios de estos tesoros vintage al alcance del bolsillo. Aunque algunos han desaparecido con el tiempo, aun subsisten varios en la Calle Condell que guardan más de una sorpresa a la hora de visitarlos. Casi al llegar a Bellavista, en un edificio de dos pisos, pueden toparse con una liquidación de blusas y vestidos a $1000, y lo mejor es que tienen el más grande surtido de carteras de marcas como Guess, Liz Claiborne o Prada incluso (sí, lo constaté), que van desde $3.000 hasta los $12.000 por los más top. Allí mismo fue donde mirando me llevé uno de mis artículos más preciados: un knock off de un Birkin de Hermes que atesoro como nada, y que guardando la diferencia de marca, casi nada tiene que envidiarle al original.
Caminando por la misma calle, al llegar a una esquina frente a la ex Municipalidad porteña, está la sucursal de Orange Blue. Antes que se cambiara el nombre, esa tienda tenía la más grande cantidad de artículos baratos y hermosos. Sólo imagínense el cuadro: entrar a un subterráneo lleno de cajones gigantes con ropa que vendían a la módica suma de $100 pesos cada uno, donde ninguno estaba roto o sucio. Era el paraíso de los que adoran modificar o planificar una tenida top, hasta que de un día para otro se cambió el nombre a Orange Blue y las mismas prendas las venden ahora a $3000 pesos. Pero de vez en cuando, se pueden topar con liquidaciones de 50%, así que igual conviene.
Sigamos. La calle Victoria también es una que guarda muchos lugares buenísimos. Hay una que ahora mismo ofrece 5 prendas en $1000 pesos y que gratamente maneja las más hermosas blusas que he visto. También las chaquetas de cuero y los abrigos de piel abundan en surtido para satisfacer a los amantes del estilo ochenteno, glamoroso o retro. Y los precios van desde los $5000 para este tipo de ropas. Más allá, en Victoria casi al llegar a la plaza O”Higgins, hay otra que se mantiene en constante liquidación y que se caracteriza por un stock de blusas, chaquetas de vestir y guillettes que van desde los $1000 hasta los $1500. A veces también acomodan cajones con prendas a $100, lo que se convierte en un verdadero festín para los que tienen paciencia.
En Pedro Montt, pleno centro del puerto y cerca de la calle Morris, hay otra tienda que siempre oculta en el fondo del lugar un colgador con vestidos, jumpers y enteritos a $1500. Hay veces en que ponen a $500 una serie de pantalones, chalecos y polerones a la entrada del sitio, así que vale la pena visitarla. Ahora, sí quieren gastar más presupuesto, frente a la Scuola Italiana hay otra que guarda una colección de vestidos retro, elegantes, floreados y de diferentes tipos que están como a $2500. Siempre encontrarán algo lindo allí, pero no tiene tantas ofertas como en otros lugares.
Por último, reservé la ruta de las ventas ambulantes que tantas alegrías me ha dado. Los días miércoles, tempranísimo en la mañana, la misma Avenida Argentina se convierte en una boutique gigante en la que pueden regodearse gastando poco y coleccionando harta exclusividad. Vestidos de marcas buenas, jeans Americanino o Levi’s, carteras preciosas, todas se unen para hacer de esa calle un paseo en el que siempre se llevarán alguna cosa. Además de este bandejón, hay otro el mismo día a lo largo de la calle Uruguay, donde los vendedores de ropa usada siempre se concentran cerca de la calle Independencia, y donde las chaquetas y parkas están a $1000 pesos. Y si no tienen tiempo para ir en la semana, los sábado en la mañana también se concentran en la venta de la ropa usada, día en que se encuentra lo mejor del stock. Así que es sólo cuestión de paciencia, tiempo y unas cuantas lucas para repletar el armario con artículos que jamás encontrarán en otra parte, y que además siempre podrán seguir recopilando para el deleite de su estilo propio y del bolsillo que ahora tanto está sufriendo.