Pensando en el presente en que vivimos en relación a la moda y las tendencias, me doy cuenta de que estamos en una época en que sobreviven las vanguardias del pasado. Es en este punto donde me detengo y reflexiono sobre la necesidad de tendencias colectivamente avasalladoras y de la carencia de nuevos íconos creativos y auténticos que nos inspiren a buscar nuestra propia identidad. A estas alturas, formamos parte del fetiche de las marcas y vagas imitaciones de lo que se ve en las revistas y pasarelas. No son muchas las personas que tienen el atrevimiento de aislarse de esta corriente y formar una imagen propia. Desde este ensimismamiento surge mi pregunta: ¿Cuánto estamos dispuestos a ceder de nuestra individualidad para ser aceptados en la sociedad?.
Tratando de sobrevivir de pie a esta sociedad cada vez más posmoderna, la imagen se ha convertido en uno de los pilares más importantes. El vestir ya no es simplemente un habito del día a día, si no que, ha pasado a ser un arte, un excentricismo o hasta un estilo de vida. Todo un trabajo para algunos y un placer para otros.
Las grandes marcas que tanto adoramos y tanto deseamos nos han hecho parte de su plan de construcción propagando sus colecciones y convirtiéndolas en objetos de deseo, de nuestros deseos! Pero ¿qué pasa con lo que alguna vez, en otra época, fue bello y fue tan fetiche como lo que está a la vanguardia en este momento? La construcción de la moda y la cultura que gira en torno a ella, está determinada por el control de nuestro consumo, lo que limita la creación y construcción de nuevas tendencias que realmente superen el hecho de sólo utilizar ropa y se conviertan en un aporte más significativo.
Según Slavoj Zizek (filósofo y crítico posmodernista, alguna vez conocido por ser pareja de la exótica Gaga), “Un fetichista es alguien que, aferrándose a su fetiche, puede soportar la realidad tal como es”. Para el consumidor de moda lo más fácil es construir un look en torno a los parámetros de moda porque ya están aprobados, es una receta infalible que no es cuestionada y nos da la aceptación social.
Mi finalidad es tratar de llamar a despertar la creatividad de nuestra indumentaria e intentar imponernos como individuos. No siempre lo que está de moda es lo que más nos representa y podemos rescatar algo con lo que nos sintamos realmente identificados. La reutilización de las prendas que ya existen, mas que una manera de ayudar a nuestro ecosistema reciclando y renovando, también puede ser una forma de darnos a conocer como seres independientes y auténticos.