Hace 2 semanas vimos como un partido político del periodo entreguerras pretendía cambiar el vestuario masculino. Sin embargo, sus aspiraciones político / estilísticas se vieron truncadas con el inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939.
Las guerras no solo traen consigo la destrucción del mundo conocido, sino también la reducción de la creatividad y de los colores, el susto al escándalo público y con ello la restricción de la ornamentación y la aplicación del recato. Durante la Segunda Guerra Mundial, la moda en general se vio afectada principalmente en la ausencia de tintes de colores, en la restricción de telas de calidad e incluso en las formas, haciendo que el cuerpo de las mujeres se masculinizara con hombreras y cortes rectos, mientras que los hombres volcaban toda su posibilidad en formas militare. Las estrellas de cine y televisión daban su apoyo, siendo Clark Gable el ícono más representativo de los actores apoyando la causa, incluyéndose en las fuerzas armadas en el área de aviación, estilo que después de finalizada la guerra se convertiría en moda.
La restricción de tela y la ausencia de materiales para crearlas llevó también a la invención de nuevos textiles, entre los que se incorporaron las prendas de origen sintético, pero lo más sorprendente, fue que esta restricción llevó a los diseñadores a utilizar trajes de una sola pieza, llamada “mono” o a eliminar todo tejido superfluo como cuellos, bolsillos y vueltas de pantalón.
Pero no todo es restricción. Los trajes de guerra de aquellos años se llevaron todo el esfuerzo de calidad, diseñados con las mejores lanas, cueros y sedas que estaban disponibles en los diferentes países involucrados en el conflicto pero también mezclando a grandes personalidades y casas de moda en su manejo. Conocido es el caso de Chanel vinculada a agencias de espionaje nazi o incluso la colaboración de Hugo Boss en la creación del estilo del ejército alemán en aquellos años, relación por la que años más tarde pediría disculpas.
El estilo de la Segunda Guerra Mundial fue rápidamente olvidado una vez que ésta finalizó, dando paso al regreso del traje y el sombrero como pautas en la vestimenta masculina, pero también dio paso a un estallido de color y diseño, pero sobre todo a la aparición de un nuevo sujeto en el estilo: El rebelde … y sin causa.