Colaboración desde São Paulo por Priscilla Barreto
El viernes pasado finalizó la semana de la moda, São Paulo Fashion Week, con un saldo que muchos expertos ya adelantaban. La moda en Brasil está pasando por un gran cambio: las colecciones de autor están cada vez más comerciales y el fashion week es cada vez más corto y compacto. El desafio por reiventarse es inminente, ya que sin dejar de lado el trabajo en diseño, este mes las marcas nacionales comenzaron a competir con los precios bajos de tiendas de producción masiva, como las dos recién inauguradas tiendas del gigante norteamericano Forever 21.
Después de Zara y Topshop, uno de los gigantes del Fast Fashion acaba de llegar a São Paulo, específicamente al Centro Comercial Morumbi, y a Río de Janeiro en el centro comercial Village Mall. En las dos nuevas tiendas, Forever 21 ofrece una múltiple selección de prendas para damas con faldas, vestidos, pantalones, camisas, sacos, tops y chaquetas, además de una muy surtida sección de accesorios, zapatos y carteras, entre otras cosas.
Para celebrar ambas inauguraciones se realizó un evento exclusivo para prensa en cada una de las ciudades donde se abrió una tienda. Cada inauguración congregó a alrededor de 600 profesionales de moda, entre ellos periodistas, diseñadores, rostros y bloggers, para conocer los nuevos productos de la colección de invierno.
Después de que finalizaran los eventos para la prensa, fue el turno de las masas y masas de gente que esperaban su turno en filas gigantescas para poder ingresar a cada local. Nosotros fuimos uno de esos, y fuimos a conocer la tienda en Morumbi Shopping, en São Paulo. La multitud era enorme, pero la promesa de “mucha ropa a precios bajos” se cumplía.
El impacto a los minoristas brasileros
La intención de Forever 21 de aterrizar en Brasil busca compatibilizar su estratégia de precios bajos, producción masiva y altos ingresos, con el resto de sus tiendas alrededor del mundo. A pesar de esto, los procedimientos de importación en Brasil hacen que los precios de Estados Unidos no sean equivalentes a los de los locales de Río de Janeiro o São Paulo. Esto, debido a que la marca debe pagar un alto impuesto de ingreso, que hace que un vestido de 25 dólares en EE.UU. en realidad cueste 38 dólares en Brasil, generando un aumento de precio de un poco más de un 50%.
En el caso de otras firmas de producción masiva, como Renner, Riachuelo y los holandeses de C&A, estas ya no son conocidas por sus precios baratos, ya que la fórmula no dio abasto. En su lugar, estas empresas están apostando por coordinar alianzas con grandes marcas y diseñadores famosos para poder atraer más público y así cobrar más. De hecho, las grandes marcas internacionales apuestan primero por países como Chile y México para expandirse por América Latina, para luego adentrarse en Brasil.
Todavía es pronto para saber cuáles son los efectos reales de una marca –como Forever 21– en el comportamiento y devenir comercial de comerciantes minoristas. Pero si el proyecto de ampliación de Forever es tan agresivo como su política de precios, las marcas nacionales pueden tener que preocuparse. Por ahora solo hay dos locales Forever 21 en Brasil, pero el plan es abrir siete para final de este año.
Mientras tanto, los consumidores brasileños tienen cada vez más opciones para elegir, están mucho mas exigentes y actualizados y ya no tienen que viajar lejos para hacer compras y garantizar piezas de sus marcas más accesibles.