Un personaje de la aristocracia, los eventos sociales, las artes y el flamenco. En parte, así podríamos describir a Cayetana Fitz-James Stuart, más conocida como la Duquesa de Alba, quien acaba dejar en alma su Palacio de Liria, en Madrid, para partir rumbo a otra mejor vida, dejando intacto un legado que la caracterizó por ser reconocida como una de las grandes figuras de la alta sociedad española.
Con más de 40 títulos de nobleza —5 veces duquesa, 18 veces marquesa y 20 condesa, entre otros—, la vida de Cayetana no fue solo de llevar las riendas de la Casa de Alba. Junto con las responsabilidades de sus títulos, ella siempre se abocó por su afición a la cultura española, como las corridas de toros y el flamenco; el arte —su familia posee cuantiosos cuadros de artistas como Picasso, Renoir y Marc Chagall, y ella se preocupó personalmente de la restauración de piezas de arte y edificios históricos de España—, junto a un estilo de guardarropas que evolucionó desde piezas Dior y Balenciaga, hasta faldas con lunares, ballerinas de todos colores y túnicas holgadas. Las imágenes que la mostraban en las ediciones americanas de revistas como Vogue y Harper’s Bazaar, o la misma Time que retrató su primer matrimonio en 1947, así la mostraban. Un estilo new look propio de Christian Dior, a quien le concedió su palacio en Madrid para uno de sus desfiles de 1959, donando a beneficencia toda la plata recaudada en entradas.
Las tres primeras imágenes son de Vogue Estados Unidos durante la década de los 60, las dos últimos de su primer y segundo matrimonio, respectivamente
No obstante aquel look para las sesiones de fotos de grandes revistas, donde incluso fue fotografía por fotógrafos como Richard Avedon, Cecil Beaton y Henry Clarke, en su casa y en la comodidad con sus seis hijos, la duquesa siempre mostró un espíritu libre y apasionado por las cosas que personalmente ella más amaba, como pintar, bailar flamenco y disfrutar de los viajes alrededor del mundo. Algo que también reflejaba en su estilo más hippie, como muchos medios lo han catalogado, con prendas delgadas y sueltas que hablaban en colores y estampados.
A finales de los 70 fue cuando Cayetana comenzó a usar los característicos rulos que marcaron su particular peinado. Antes de eso, la duquesa lucía un tipo de pelo más ordenado, liso y también un poco inflado, en tiempos en que sus amistados protocolares eran mujeres como Jacqueline Kennedy y Grace Kelly.
Las imágenes de aquellos años también la mostraban usando cada vez más los característicos vuelos en blusas y faldas de colores, a veces con estampados floreados y siempre agregando color en el calzado, que para sus últimas décadas siempre eran planos. Anteojos con marcos coloridos, varias intervenciones de botox en su rostro y un guardarropas que podía ir desde un bikini en una playa de Ibiza, hasta un vestido verde oscuro corte imperio para cenas oficiales con la realeza, fueron parte de su impronta de la era 2000, la cual la vio moviendo sus muñecas y bailando flamenco, con un traje rosa Victorio & Lucchiono, el día de su tercer y último matrimonio, con Alfonso Díez Carabantes, 24 años menor que ella, para gozar sus últimos años de vida.
Imágenes de vogue.es, diariofemenino.com, divinity.es, smoda.elpais.com