Antes de convertirse en el llamado “enfant terrible” de la moda británica, de cosechar halagos de su siempre fiel Isabella Blow, actrices y modelos, de ponerse la camiseta “We love you Kate” o de convertirse en el diseñador símbolo del avant garde, Alexander McQueen realizó varios entrenamientos con diseñadores establecidos. Uno de ellos fue Romeo Gigli, donde seguramente adoptó varias técnicas de drapeado y uso de lo tribal. Sin embargo, fue Koji Tatsuno el que impregnó su carrera de atrevimientos, juegos con materiales tejidos y una que otra técnica que siguió el fallecido icono.
Tatsuno se hizo conocido a principios de los ’80 cuando empezó su carrera fabricando camisas, las que confeccionaba transformando viejos kimonos. Así llegó a trabajar a Londres, donde haría gala de lo aprendido bajo su propia cuenta. El ’83 co fundó Culture Shock, donde se mantuvo hasta que otro diseñador japonés salió a su rescate: Yohji Yamamoto. Yamamoto le tendió la mano de manera económica, y con ello Tatsuno pudo fundar su propia marca en 1987. Cuando cumplió 20 años, McQueen leyó acerca de las técnicas y el trabajo que utilizaba este diseñador japonés, decidiendo aplicar para una ayudantía antes de ingresar a Central St. Martins.
En 1990 debutó en París, consiguiendo un bullado éxito entre editores y expertos en moda. Su manera de tomar el estilo pret-a-porter siempre era diferente, tanto así que el director de cine Peter Greenway le pidió que confeccionara la ropa para su película “The Pillow Book” (1996), donde aparecía Ewan McGregor. En esta cinta, el famoso vestido de Tatsuno confeccionado en malla de nylon (actualmente en la colección del Kyoto Costume Institute), cuyo efecto vaporoso es muy similar al logrado por el holograma de Kate Moss en la pasarela de McQueen. Tatsuno también dejó en su legado en vestidos y chaquetas, antes que cerrar su firma en 1997. Reapareció el 2002, cuando se encargó del corto revival de la casa Madame Grès, y dejó la escena el 2005, aunque aun vive en París y se dedica a confeccionar ropa.