Continuamos con esta interesante sección en la cual revisamos la vida de artistas que no sólo nos marcaron por su obra, sino también por su estilo. En esta ocasión, cruzaremos la cordillera para escribir sobre el bohemio Julio Cortázar.
Este innovador escritor, autor de una de las novelas que marcó la historia de la literatura latinoamericana, Rayuela, nació en Bruselas, Bélgica un 26 de agosto de 1914 y murió en su querido París, el 12 de febrero de 1984.
Desde pequeño viajó por el mundo debido a que su padre, funcionario de la embajada Argentina en Bélgica, se desempeñó en ese lugar como agregado comercial. Luego, para fines de la Primera Guerra Mundial él y su familia lograron pasar a Suiza gracias a la condición alemana de la abuela materna de Cortázar, para más tarde, terminar en Barcelona donde vivirían un año y medio. A los cuatro años volvieron a su país natal, donde pasó el resto de su infancia. Sin embargo, su infancia no sólo estuvo marcada por los viajes, sino además por la enfermedad: Cortázar fue un niño de mala salud, por lo que pasaba gran parte del tiempo en cama, siendo la lectura su fiel compañera: “Leía tanto que algún médico llegó a recomendarle leer menos durante cinco o seis meses y salir más a tomar un poco de sol.” Y así, de la lector, nació el escritor.
“Un día, en 1932, caminando por el centro de Buenos Aires, se topó con un libro de Jean Cocteau, un total desconocido para él hasta aquel momento, titulado Opio, Diario de una desintoxicación. Aquella lectura lo marcaría para el resto de su vida: «Sentí que toda una etapa de vida literaria estaba irrevocablemente en el pasado… desde ese día leí y escribí de manera diferente, ya con otras ambiciones, con otras visiones» (La fascinación de las palabras, 1997).”
Este amante del jazz se trasladó en 1944 a Cuyo, Mendoza, y en su Universidad imparte cursos de Literatura Francesa. Publica su primer cuento, “Bruja”, en la revista Correo Literario y desde ese momento, su quehacer literario no se detuvo más. Cuentos, traducciones y novelas aparecieron, para finalmente, ser consagrado en 1963 con Rayuela, obra que formaría parte del boom latinoamericano y que se convirtió en un clásico de la literatura.
Se casó con Aurora Bernárdez en 1953, una traductora argentina. Vivían en París con condiciones económicas bajas y le surgió el ofrecimiento de traducir la obra completa, en prosa, de Edgar Allan Poe para la Universidad de Puerto Rico. Dicho trabajo sería considerado luego por los críticos como la mejor traducción de la obra del escritor estadounidense. En 1967, rompe su vínculo con Bernárdez y toma por pareja a la lituana Ugné Karvelis, con quien nunca contrajo matrimonio, pero quien le inculcó un gran interés por la política.
Con su tercera pareja y segunda esposa, la escritora canadiense Carol Dunlop, realizó numerosos viajes, uno de los primeros fue a Polonia, donde participó de un congreso de solidaridad con Chile.
C. Dunlop falleció un 2 de noviembre de 1982, lo cual sumió a Cortázar en una seria depresión. Finalmente, murió el 12 de febrero de 1984 producto de una leucemia. Dos días después, fue enterrado en el cementerio de Montparnasse, en la misma tumba donde yacía Carol.