Desde hace algunos años, distintos medios se han enfocado en mostrar uno de los problemas más actuales que acomplejan a los grandes países de Occidente. La llamada Generación Boomerang —adultos entre los 25 y 34 años que regresan a la casa de sus padres— no solo ha aumentado en España y se ha expandido en Europa, sino que recientes estudios muestran la llegada del fenómeno a Estados Unidos y el resto de América.
Muchos atribuyen este fenómeno a las últimas crisis financieras que han cimentado un mercado de precios inaccesibles para los nuevos adultos que quieren independizarse. Si bien la generación boomerang comenzó específicamente en España debido a la difícil situación económica que este país viene atravesando durante el último tiempo, en la actualidad ya hay evidencias que muestran el aumento de los adultos de entre 25 y 34 años retornando al hogar paternal en el resto del mundo.
Uno de los estudios más citados en torno al tema ha sido el de Pew Research Center del 2011, cuyos principales indicadores hablan de la ayuda monetaria de los hijos con trabajo al hogar —un 48% dice tener que aportar con la renta a sus padres, mientras que un 89% aporta solo con gastos del hogar—, y de la imposibilidad de los hijos de vivir la vida que quieren, donde un 78% dice no tener suficiente dinero para sustentar la vida que en realidad quisiera llevar. Este estudio tiene datos que muestran cómo las familias multigeneracionales —sobre todo aquellas que incluyen un miembro de entre 25 y 34 años de edad— han incrementado sustancialmente desde la década del 80, cuando marcaban un 11%, hasta el 21,6% que marcó en 2010, y continua subiendo.
Este tema en particular no solo ha sido difícil para los adultos que retornan a sus casas de infancia. También lo es para sus padres que deben sustentar los gastos de sus hijos. Según The Wall Street Journal, los gastos que genera un hijo adulto estadounidense oscilan entre los 8.000 y los 18.000 dólares, es decir, entre los 4.480.000 y los 10.080.000 pesos chilenos anuales.
Una de las consecuencias más evidentes para las naciones que están enfrentando este problema es de carácter social. A menor tasa de independencia, menor es la tasa de natalidad. Por lo que los expertos adelantan una disminución en la fertilidad de la población femenina de adultos jóvenes, considerando, además, el difícil mercado al que se enfrentan y las pocas posibilidades que tienen de mantener un hijo ellas mismas con lo costoso que ha llegado a ser.
En base a estas cifras, el poder de compra no es muy alto para estos adultos. Si consideramos que muchos de ellos que pueden emanciparse deben tomar trabajos que no quieren hacer solo para que el sueldo les alcance a cubrir todos sus gastos primarios, lo poco que alcanzan a juntar aquellos que deben vivir con sus padres lo invierten en ayuda económica al hogar y gastos personales. Ahora bien, estos gastos personales pueden variar dependiendo del interés de cada adulto dependiente, además de si trabaja, si estudia o si sus padres le aportan con una mantención significativa. Probablemente, aquellos que más invierten su sueldo en moda —que es el aspecto que más nos atañe— sean aquellos adultos que más se interesan por las nuevas tendencias de la industria, por ciertas marcas de ropa o, simplemente, por lucir mejor. A grandes rasgos, al no ser una necesidad primaria, el gasto en ropa se considera un gasto suplementario dentro del repertorio esencial del desembolso habitual de un adulto parte de la generación boomerang.
La generación boomerang no solo se enfrenta al retorno de la dependencia paternal, sino también a difíciles decisiones que involucran a su economía. Deben acotar gastos para aportar con la difícil situación monetaria familiar, por lo que también deben ser muy selectivos a la hora de elegir en qué van a gastar. El mercado de la moda, por lo tanto, se erige como uno de aquellos gastos no indispensables, pero no por eso no apetecible a ojos de una población amante de la moda que crece cada vez a pasos más grandes.
Imágenes: colisiongeneracional.wordpress.com/ wikihow.com/ stylegerms.com