Hace unos días me encontré con una chica, periodista de espectáculos de un medio nacional, que tuvo que cubrir la filmación del comercial de Kate Moss para Basement. Apenas la vi, le pedí que me lo contara todo porque no podía creer que había estado al lado de “la diosa” (sí, soy fan de Kate). Que era muy sencilla, súper profesional, que apenas decían acción todos quedaban embobados con lo buena que era en su trabajo, fueron parte de los detalles de aquel acercamiento. Entonces, como ya no podía más, me salió el lado copuchento y pregunté: ¿Cómo es en persona? ¿Es súper mina, verdad? Para mi desconcierto la respuesta fue: Mmm… ya no. Tiene guata, la cara arrugada, está muy “carreteada” y su imagen en la vida real dista mucho de lo que uno ve en las revistas… PERO sigue siendo Kate Moss.
Días después, navegando por la red, me encontré con la última edición de Vogue París y ahí estaba Kate: guapísima, sexy, con mucha onda y JOVEN. Tan joven como en la editorial de Love Magazine en la que se besaba con Lea T. Obvio que me acordé de las palabras de mi amiga periodista, pero aquí no habían arrugas ni rollitos y, de hecho, se veía tan firme y lozana como cuando tenía veinte. Claro, ningún misterio, San Photoshop había hecho su trabajo. Lo viene haciendo hace rato con Madonna, ¿Por qué no hacerlo con Kate? Pero ahí, me empecé a preguntar: ¿Kate Moss de verdad necesita esto? La mujer es un ícono, una de las más importantes modelos de la historia, sigue estando absolutamente vigente –todo un logro en una industria donde todo es desechable- y, aunque tenga guata y patas de gallo propias de sus treinta y siete años, sigue siendo demasiado mina y estilosa. Pero lo más importante, es que me da la impresión de que ella se acepta, de otro modo ya tendría la cara rígida por el botox y una que otra liposucción.
¿Entonces, quién es el responsable? La industria, claro. No me voy a poner ingenua, tengo claro que el mundo de la moda crea ilusiones. Mientras la realidad está en las noticias, la moda crea belleza y glamour; es artificio, no verdad. Pero, al mismo tiempo, veo a mujeres como Lauren Hutton envejeciendo con tanta onda y encanto que me cuestiono si será necesario todo este culto sobrevalorado hacia la juventud y el uso excesivo de Photoshop. Después de todo, la realidad también puede tener su lado atractivo. ¿Qué opinan ustedes?