Muchas lo han dicho al momento de dar entrevistas, e incluso aparecer en documentales como “About Face” (2012). El oficio de modelo durante los años ’80 o antes que se desatara nuevamente la fiebre por los cuerpos extra delgados –que vimos también con Twiggy durante los años ’60–, tenía a exponentes de curvas generosas o por lo menos, con una imagen más atlética que anoréxica. Rosemary McGrotha fue un fiel reflejo de esa era, apareciendo en cuanta revista existe de moda y también como parte de campañas de diseñadores como Gianni Versace o Donna Karan, entre otros.
De cabello castaño, ojos azules y elegante estampa, McGrotha era la chica ideal para mostrar una imagen sofisticada y lejana a los excesos como Gia Carangi y Janice Dickinson, dos importantes modelos de la misma era. Para Rosemary, todo comenzó en 1977 cuando a pesar de ser considerada demasiado curvilínea, fue adorada por fotógrafos tan importantes como Helmut Newton, quien siempre la retrató de manera sensual e imponente. En 1992, mucho tiempo después de saltar a la fama, se convertiría incluso en todo un símbolo del feminismo más simbólico a través de la campaña de Donna Karan “Women we trust”, encarnando a una Presidenta con el apropiado guardarropas para ello y la actitud que marcó a las campañas de moda a partir de ese momento.
Gucci, Versace en 1982 con Richard Avedon y otras marcas contaron con su participación en numerosas campañas, las mismas que nunca dejan de influenciar el estilo de actuales diseñadores que aun consideran a Rosemary como un rostro indeleble de la moda de todos los tiempos. Cuando hay listas con las modelos más icónicas, McGrotha siempre está presente, y este año resurgió indirectamente a través de la línea DKNY y sus nuevos directores creativos, los diseñadores de Public School: la dupla decidió poner el rostro estampado de la modelo en algunas de las prendas que se vieron sobre la pasarela.
Fotos: Bellazon, Redlist.