Lo conocimos con pelo largo y blanco, abanico y siempre vestido de negro. La era Chanel de Karl Lagerfeld comenzó a principios de los años ’80 mostrando al diseñador con un estilo distintivo que le permite ser identificado por cualquier amante de la moda y hasta convertirse en muñecos, Barbies y disfraz favorito de algunos en Halloween. Pero antes de ese look definitivo, Lagerfeld mantenía otra estética que lo mostraba bajo colores, pelo oscuro suelto y hasta barba.
Desde que ganara el segundo lugar en el concurso Woolmark Prize en 1954 –superado por su amigo/némesis Yves Saint Laurent–, Lagerfeld se ha convertido en una de las mentes más trabajadoras de la industria, aunque también de vez en cuando polémicas. Mientras todos veneraban a Cristóbal Balenciaga y lo apodaban “el padre de todos”, el alemán no tenía problemas en señalar públicamente que “todos piensan que Balenciaga es un Dios, pero a mi me tiene sin cuidado”. Luego de una carrera que lo tuvo como asistente y Director Creativo en casas como Balmain y Jean Patou –marca a la cual renunció por no tener mucha visibilidad–, Lagerfeld comenzó a hacerse un nombre en base a Chloé a principios de los años ‘70.
Fue dos veces Director Creativo en la casa por la cual pasaron también Stella McCartney y Phoebe Philo, mientras Fendi lo reclutó en la misma década. Allí Karl se veía llevando blusones y prendas estampadas, acorde al estilo psicodélico de la era y fotografiado en su taller o en reuniones sociales y hasta vacaciones. Pero una vez que tomó el mando de la casa más famosa del mundo, Lagerfeld empezó a formar esa imagen por la cual es tan reconocido hoy, mientras sus frases “¿quién tiene tiempo para vacaciones?” circulaban perpetuando la personalidad trabajólica y solitaria que veríamos tiempo después en el documental “Lagerfeld Confidential” y que lo tiene ahora viviendo una ola de rumores de retiro a los 83 años.
Fotos: TheRedlist, Forums, Vogue UK, Nowness.