Hace muchos años, cuando el nombre de Donald Trump era solamente sinónimo de un imperio norteamericano y no un candidato presidencial, la atención de la prenda siempre estaba mirando hacia su familia y esposas. Desde Ivana la ex modelo europea, hasta la amante Marla Maples, todas llamaban la atención de las revistas pero solo fue su hija la que consiguió una breve pero intensa carrera como modelo. Ivanka llegó a aparecer en portadas de revistas y hasta caminó en Paris Fashion Week, todo durante los años ’90.
La empresaria de 34 años, dueña de una marca de joyas, siguió el camino de su padre apareciendo incluso durante la época de gloria televisiva de Trump cuando “The Apprentice” era uno de los programas más populares y acaparaba las miradas de varios famosos. Allí era una de las mentoras, quien acompañaba las entrevistas de los participantes, actividades y además siempre aparecía dando una seria opinión sobre las situaciones a las que se enfrentaban. Pero antes, su imagen decía otra cosa.
Donald e Ivana la llevaban a cuanto evento existiera, siempre vestida con prendas de diseñadores. Fiestas y eventos de Versace o hasta compartir con Steven Meisel era la tónica en la vida de los Trump y pronto Ivanka aprendió a manejarse frente a la cámara gracias a su participación en diferentes editoriales. Paco Rabanne, Betsey Johnson, Marc Bouwer y hasta Tommy Hilfiger la tuvieron en sus shows y publicidad, incluyendo fotografías para Mugler tomadas por Inez Van Lamwerde y Vinoodh Matadin. Pero pese a que su carrera despegaba como ninguna, Ivanka dejó de lado la moda para centrarse en su objetivo empresarial, con una tenacidad y seriedad que pocos hijos de millonarios tienen. Aunque por supuesto, con la plata que cualquiera quisiese tener.
Fotos: Zimbio, Tumblr, Business Inside.