Las campañas de moda de la firma Prada a menudo llevan el sello distintivo de Steven Meisel. Sin embargo, en 1997 fue el fotógrafo Glen Luchford el encargado de dar vida a la serie de retratos que buscaron lanzar a la fama la colección de la marca italiana para primavera verano, a través de la silueta de una modelo icono de la década: Amber Valetta.
Rubia, altísima y también actriz ocasional, Valetta encarnó parte de la belleza ideal que aquellos años dieron a conocer en revistas de moda y campañas de grandes diseñadores. Junto a otros nombres como Stella Tennant y Shalom Harlow, Valetta caracterizó una serie de mujeres camaleónicas que aparecieron en fotografías de Versace y también en simples composiciones como esta, donde destaca un paisaje etéreo y un primer plano absoluto sobre la ropa.
A fines de los años ’90, Prada jugaba con la sensualidad de los vestidos sencillos pero ajustados y la chinoiserie a través de cuellos mao y bordados de flores y hojas. Además, sus sandalias y carteras recién despegaban como accesorios de importancia en el mercado de lujo, pero el renombre de la marca y la feminidad de sus propuestas eran el punto fuerte para quienes poco a poco desarrollaron admiración y gusto por la que es hoy una de las marcas más importantes del vestir femenino.