La nostalgia por décadas pasadas, ya sea en ropa, series de televisión, música o comida, es algo que vemos recurrentemente desde hace un par de años en nuestros círculos sociales, la publicidad en la calle, Tumblr y la web en general. Desde el resurgimiento de la ropa vintage, hasta el hit que puede resultar recordar tesoros de MTV o Nickelodeon, lo cierto es que estos elementos de mediados de los 80’s y fines de los 90’s, no resultan ser tan antiguos como para verdaderamente sentir nostalgia (ni siquiera estamos hablando de 50 años de diferencia). Y por eso el sentido tras el acrónimo fauxtalgia (faux = falso y talgia de nostalgia), término que hace pocos días Luke Leitch recordó para la revista Intelligent Magazine, donde explica por qué los hombres visten como guardabosques de décadas pasadas —con apariencia de leñador, camisa a cuadros, barba y tatuajes— al mismo tiempo que ocupan sus MacBook Air y último modelo de iPhone.
La melancolía por reclamar la masculinidad de aquellos años, cuando los hombres eran el único sustento económico del hogar y dependían mayoritariamente de su fuerza y trabajo físico para desarrollarse en sociedad, es el argumento de partida con que Luke Leitch trata de explicar la manera de entender el comportamiento de vestir de los hombres lumbersexuales de hoy. “¿Por qué los hombres del siglo 21 de Nueva York se visten como guardabosques de 1950?”, reseña la bajada de su artículo “The fashion for fauxstalgia“, donde comenta que son demasiados los hombres que definen su manera de vestir en base a piezas anacrónicas, relacionadas con el servicio militar y roles masculinos antiguos. ¿Por qué? Pues porque sus funciones actuales no tienen nada que ver con lo que clásicamente se entendía por “masculino”, un hombre fecundador, fuerte y protector, que hoy tiene todo a su alcance gracias un click o pantalla touch.
“Los hombres milleniall favorecen la ropa con reminiscencia a una figura ruda y de funciones físicas, porque su vida carece de ambos. Su nuevo amor por conseguir este look es un reclamo a la existencia facilitada por las tecnologías, donde lo único que un hombre caza con regularidad es el cable para recargar su celular”, concluye el texto de la revista, donde el autor agrega que es el atributo que alguna vez definió a la masculinidad del hombre —”la fuerza bruta”— como redundante, no obstante las camisas de leñador, las barbas, los tatuajes y los bototos, honren el deseo por aferrarse a esa psique.
¿Les parece a ustedes que este sea un término que puede explicar por qué desde hace algunos años vemos esta estética tan marcada en las calles? ¿Será solo moda o más bien una reacción psicológica a los cánones tradicionales de nuestros roles sociales? Y por último, ¿por qué queremos quedarnos en roles y épocas pasadas, si en vez de eso podríamos aprovechar las nuevas tecnologías para agregar mayor funcionalidad a nuestro guardarropas? ¿Será que el pasado ha reemplazado el futuro en la imaginación y proyección de varios?
Imágenes de metro951.com, pinterest, GQ y intelligentlifemagazine.com