Por M-columnista
Francesas, naturales, esculturales… el arte al servicio de tus manos y pies es lo que ofrecen cada vez más lugares en la ciudad e Internet.
Durante tanto tiempo me resistí, pero una vez que aprecias lo que son tus manos con la más común de las francesas te dan ganas de seguir y ojalá subir de calibre. Vamos con las uñas rojas y después ya quieres variar según la ropa y la ocasión. Nada más alucinante que pensar que las uñas se convierten en sí mismas en un maravilloso accesorio que puede complementar hasta la más simple de las pintas.
Dicen que quienes se hacen tatuajes (y cirugías plásticas) se envician; una vez que empiezan no pueden detenerse. ¿Será que con las uñas pasa lo mismo? ¿Iré a terminar con uñas esculturales?
Siempre me han parecido lo más deplorable, pero si la moda ochentera nos ha enseñado algo en esta vida respecto de la moda, lo que se usa y lo que uno puede llegar a ponerse es “nunca digas nunca”.
Por ahora me quedo con el consejo básico: no hay que caerse en la mano de obra. Peor que cualquier diseño o color mal combinado son las uñas mal pintadas. Usted, ¡no lo haga!