Entrevistamos a René Camarillo, quien está detrás de la marca Destarcarse. En sgosto pasado, tuvo la presentación de su más reciente colección, Travieso. René me recordó a Alexander McQueen por el lugar desde donde parten sus creaciones y el usar la moda como una forma de empoderar a quien lo necesita, creando una comunidad para ser escuchados. Hablamos sobre la influencia que publicaciones tienen para moldear la forma en que vestimos y quedamos en que al final de todo, lo importante es comunicar.
¿Cómo comenzó todo para ti?
Todo comenzó porque cuando veía Vogue la veía muy europea. Veía gente blanca en Perú o en
México, alrededor con gente de color pero no veía cultura, entonces decidí crear algo pequeño,
una marca pero hacerlo muy cultural, mexican-american latino y chicana. Mi primer show fue cuando estaba en la escuela para el público; yo hice todo, cosí, hice los patronajes, todo fue gratis. Los invitados tuvieron ropa, comida, vieron que el show fue todo como una comunidad. Todo fue gratis porque escribí a compañías para conseguir donaciones y nunca pensé que fuera posible. Y con el tiempo mis shows han ido creciendo, se hacen mejores, hay veces que gente llora de tan hermoso que es. Los modelos no son profesionales, pero tomo gente de las calles, gente real. La primera vez que hice eso fue en 2015 en LAFW, donde todas mis modelos fueron de la calle. Un día antes del show, tuvimos fitings junto con a otros diseñadores y mis modelos estaban nerviosos porque decían “no somos lo suficiente altos, no somos profesionales”,. Y
yo les decía todo va estar bien. California Appareal News Magazine escribió un artículo sobre mi colección porque era más realista: mis modelos no eran muy altos, eran diferentes a los otros.
Esa fue la primera vez que usé sangre y heridas en modelos. En 2015 estuve en un hospital mental por tres semanas y cuando salí tuve que recuperarme y esa colección está inspirada en la recuperación. Dentro de la piezas de ropa, cosí palomillas, porque ellos siguen la luz y yo creo que después del hospital yo también tuve que ir hacia mi luz y recuperar mi familia, mi escuela, cosas que perdí. La colección era muy colorida. También hice las máscaras con las mariposas.
Creo que mi ropa tiene emociones, historia y filosofía y no quiero hacer cosas aburridas o mediocres. Los diseñadores prefieren hacer comercio antes que creatividad y no me importa vender, solo pienso en que mis shows hagan sentirte emocionalmente conectados.
Cuando vas a crear una colección, ¿de dónde viene la inspiración?
Yo no puedo hacer una colección todos los días, para mí debo sentirme inspirado, algo tiene
que pasarme; incluso mi primer show en la escuela era sobre juventud y crecer, sobre alcoholismo o drogas porque es algo muy experimental y riesgoso y me di cuenta de eso
al ir creciendo. Hice las piezas en mi cabeza con vasos rojos como en las fiestas y en la ropa, tenían botellas de cerveza, con eso quiero decir que desde que era un niño todo lo que hago para mis colecciones, son personales.
En 2016 me inspiré en Sinner Man, esa fue solo una colección masculina pero en la colección fue femenina había vuelos y moños. También sumergí sus brazos en tinta japonesa; estaba inspirada en la sexualidad humana. Investigué muchísimo sobre la comunidad LGBT+; todos los modelos tenían vestidos apretados. Eso reflejaba mi experiencia con otra gente en sociedad, que me hacía sentir muy mal.
Nunca hago un sketch porque no soy bueno, tampoco tomo notas; para mi hacer un sketch es como terminado y me gusta que vaya cambiando. Algunas veces cambia mucho y está bien pero me gusta mejor cuando no tengo una huella, siempre sigo mis ideas. Como por ejemplo, para mi show de agosto, dije “quiero tener una reja como una frontera en mi show” y la construí. Todo lo que hago son solo ideas y se que es malo porque a veces las pierdo, pero está bien, es parte del proceso.
¿Qué momento cambió tu carrera?
No creo que la gente me conozca o conozca mi ropa. Pero creo que mi mejor momento fue mi último show, donde todos los modelos caminaron alrededor de la reja; fue cuando la gente lo
entendió y me decía “tu show fue político”. Cuando la gente reacciona ante mis shows creo es lo más importante. Si ves un show de Prada pues es ropa bonita, pero no es importante la historia, la inspiración no es importante; la industria debe de tener responsabilidad y empoderar. Porque, en los años ’40 con los trajes, la gente latina se sintió empoderada con su ropa; si eran pobres, sentían honor. Y el departamento de policía se los quitó y yo creo que Norteamérica no quiere que la gente de color se sienta poderosa. Cuando encontramos nuestro poder y orgullo, se lo llevan. Les quitaban la ropa en las calles como forma de humillación. La ropa es poderosa y cuando mis show los hacen sentir algo emocionalmente, eso es lo positivo para mí y siento que estoy haciendo un gran trabajo.
¿Quién te inspira?
Alexander McQueen, porque el comenzó desde la nada; nunca tuvo dinero, todos tenían padres ricos y él de verdad trabajó duro y me enseñó que la ropa puede ser poesía. No tiene que ser portable sino arte, tampoco tiene que vender. Puedes ver sus ropa en tiendas pero es poesía, sus shows eran emocionales. Su ropa podía convertirse en vehículos que te llevan a lugares.
Para mí por ejemplo, la reja fue como una alegoría en Los Ángeles cuando se muere
alguien en la calle que fue baleado; ponen velas y flores en las rejas y quise hacer eso, sobre los niños que los encierran en las rejas también. Nos dicen que somos troublermakers/traviesos, el presidente nos dice que somos malos, violadores y quiero decirles que estamos siendo divididos; esa fue mi idea.
¿Tienes alguna revista en la que te gustaría ser portada o alguien que quisieras vestir?
No, la verdad es que no quiero estar en Vogue o algo así. Quiero estar en algo que sea cultural. Las grandes revistas tienen mucho éxito y a mí no me importa ser exitoso, solo quiero ayudar a mi comunidad e inspirar y hacer colecciones éticas. Trabajo con mi comunidad y voy a centros comunitarios y creamos colecciones con niños. Me gusta porque en Los Ángeles a nadie le importa el arte. Te dicen “juega deportes porque si no, no iras a la universidad”. Yo no creo en eso; si no soy exitoso es porque no me gusta trabajar con cierta gente o en ciertos lugares, solo me gusta trabajar con gente que conozco o con mi comunidad. No quiero trabajar con fotógrafos famosos porque es artificial; no tienen experiencias, no hay dificultades, solo glamour. Siempre quiero trabajar con mi gente y mi comunidad y de alguna forma levantarlos.
¿Qué consejo les darías a los jóvenes?
Está bien enojarse y si estás enojado ahora, solo sigue tu corazón y tu mente; por un tiempo estuve enojado porque no tenía dinero o apoyo o no podía contratar fotógrafos. Estaba enojado cuando colaboraba con hípsters y otra gente. Sentía que estaba en un bajo nivel tal vez porque no tenía dinero, porque ellos podían pagar gente y toda la ropa. No me llamo artista, solo digo que coso; alguna gente me llama emprendedor o storyteller y me gusta, pero yo no me llamo a mí mismo un artista.
¿Qué planes tienes para el futuro?
Quiero hacer un show cada año, En el futuro, quiero trabajar con mi comunidad y hacer sentir bien a la gente; quiero probarme a mí mismo. Y abrir una pequeña tienda, de creaciones que estén hechas por mi o mi equipo, todo hecho en Los Ángeles. Porque todo se hace fuera y es más barato producir allá; no les importa la cultura de otras personas, su salud.
Tu última colección, ¿en que fue inspirada, qué materiales utilizaste?
Mi última colección se llama Travieso y fue inspirada en la narración de latinos americanos; braceros, cholos y trabajadores. Mis telas fueron lana y gabardina de los años ’40. Hice camisas con eso y mezclilla, también usé pantalones y los corte y re-hice camisas y chaquetas. Todo eso fue inspirado en la historia de mexicanos-americanos en Norteamérica.