Fuera del cambio de nombre, que llevó a la pasarela Cibeles a denominarse hoy Mercedes Benz Fashion Week, la moda de Madrid y sus estilos se han perfilado de manera más comercial esta temporada otoño invierno 2012. Con las noticias iniciales de la ausencia de varias marcas debido a la crisis económica que afecta el diseño español –Adolfo Domínguez fue una de las más bulladas-, cada marca presentó una colección más pret-a-porter donde abundaron colores y estampados, pero carecían de propuestas originales o impactantes como alguna vez se vio en los shows. La idea inicial de dar cabida a nuevos conceptos se vio sustituida por el enfoque netamente comercial, que lleva a muchos a pensar en que la solución se apoyó en la superación de esta crisis que poco a poco deja sus víctimas y también sus consecuencias estéticas.
Marcas como Ágatha Ruiz de la Prada no se despegaron de sus estilos clásicos, pues funciona dentro de sus coloridas y atrevidas combinaciones, apoyándose en un imperio que incluye desde ropa de casa hasta accesorios de todo tipo. Pero en el caso de propuestas más jóvenes, Amaya Arzuaga concretó una serie de vestidos en colores muy básicos y casi atemporales, confirmando la tendencia. Para Teresa Helbig, el negro y la austeridad fue la respuesta, mientras que para Davidelfín el negro y blanco, las principales tendencias de esta temporada, se vieron con abrigos y chaquetas estilo mod de cortes rectos, varios cierres pero equivalentes a un público más amplio que aquel que vio como los colores reinventados la temporada pasada impactaban en su pasarela.
Aristocrazy apostó por el lujo minimalista acentuando los conjuntos en negro con collares y cinturones dorados, al estilo Givenchy de hace un par de temporadas; para Ailanto, el estampado floral se repitió en chaquetas, vestidos y abrigos sin mayor repercusión. Con esta crisis de fondo, el mercado de la moda española se apoya en lograr el éxito de ventas gracias a la versatilidad de sus productos, pero quizás una de las soluciones que logren dejar atrás el trago amargo sea el encontrar apoyo en grandes del retail para mostrar corners con el trabajo de diseño de autor y marcas independientes, algo que funciona en varios casos como Topshop, que tiene su propio rincón con nombres emergentes a través de la cadena de tiendas y la propia tienda online.