Durante la década de los ’80, nadie era tan visible en las revistas de moda como Isabella Rossellini. La modelo/actriz aparecía en las primeras páginas de revistas como Vogue, Vanidades o Harper’s Bazaar a través de la publicidad de la marca de belleza Lancôme, la cual la contrató por un largo tiempo como vocera y rostro. Pero en 1995, Rossellini fue despedida por la firma por ser “muy vieja” al traspasar el umbral de los 40 años para representarla. Irónicamente, a los 63 años ya aparece ligada nuevamente a la belleza, precisamente gracias a una oferta de la propia marca francesa el 2016.
En 1982, la hija de Ingrid Bergman y Roberto Rossellini se transformó en la mujer mejor pagada del mundo cuando consiguió el trato con Lancôme. Su presencia se multiplicó en los medios, su belleza se tornó incansable y desde allí solo surgieron aun más hitos, cuando “Blue Velvet” de su ex David Lynch la cimentó en el cine. Cuando recién firmó el contrato “debía ser bonita y mantenerme callada”, asegura la icónica actriz, quien por ese entonces estaba casada con Martin Scorsese y debía hasta remover su anillo de bodas. Pero hoy, los tiempos son distintos y por eso decidió aceptar la oferta. “Todas las mujeres hemos pasado por momentos desagradables, hemos sufrido abusos y hemos sentido miedo. Creo que es momento de hablar”, aseguró con respecto al movimiento #MeToo.
Luego de confesar que también había sido violada por alguien de la industria –y asegurar que no nombrará quién fue-, Rossellini se para nuevamente frente a la belleza desafiándola con un nuevo canon: el de la diversidad en todas sus formas, razas y edades. Para ella, un esto es una nueva etapa: en enero de este año, aparecieron las primeras imágenes de su nuevo trato con Lancôme, a cargo de Alexi Lubomirski. Y este mes, otra campaña junto a Peter Lindbergh emergió, asegurando su imagen y voz en esta era.
Fotos: Models.